Mons. Gabriel Escobar Ayala, Obispo del Vicariato Apostólico del Chaco Paraguayo, realizó la misa central en Iglesia Catedral para celebrar sus «bodas de oro». Recordó que la hermosa Catedral dedicada a María Auxiliadora, fue iniciada por su predecesor Mons. Zacarías Ortiz, acompañado por varios Obispos de la Conferencia Episcopal del Paraguay. «Donde en aquel memorable día, se encendían las doce velas en las columnas que fueron ungidas cuando la Catedral fue consagrada en el año 1998. Un día para sentirnos orgullos de nuestra catedral, no solo como monumento, sino como corazón de la vida cristiana de nuestro Vicariato Apostólico, pero, sobre todo, para saborear la grandeza de pertenecer a la Iglesia, nuestra Madre, que es Una, Santa, Católica y Apostólica».

Recientemente, se cumplían 75 años de fundación canónica de esta Iglesia particular por parte del Papa Pío XII, ahora el Papa Francisco «ha concedido a toda esta Iglesia del Chaco poder ganar las indulgencias plenarias hasta marzo del año 2024, cumpliendo las siguientes indicaciones: confesarse, peregrinar hasta la Iglesia Catedral, rezar por las intenciones del Sumo Pontífice y comulgar. Estamos todos llamados a ganar esta gracia de Dios para el perdón de nuestros pecados del pasado y el presente».

Mons. Escobar insistió que «para la Iglesia Católica es tan importante la catedral que cada año se celebra la consagración o dedicación de esta, evocando así la primera ceremonia que convirtió a este templo en el corazón del Vicariato Apostólico, pero, sobre todo, recordando la implantación de la Iglesia Apostólica en comunión con el Santo Padre y la Iglesia Universal. Esta ha sido y es la casa de los cristianos del Alto Paraguay y Puerto Pinasco en la que se ha celebrado la Eucaristía, cada día, desde su construcción, junto con los demás sacramentos, especialmente las ordenaciones y diversos encuentros diocesanos».

Aclaró qué la Catedral es el templo madre del Vicariato y el núcleo de su vida religiosa desde hace tantos años, por eso la “Consagración de la Santa Iglesia Catedral” se celebra litúrgicamente como solemnidad, no solo en este templo, sino en toda la ciudad y como fiesta, en segundo grado en importancia litúrgica, en todo el Vicariato.