Tañarandy es una compañía de la ciudad de San Ignacio Guazú (Misiones) que en otro tiempo era ignorada y descartada en la periferia y los márgenes sociales hasta que uno de sus hijos encendió la llama del arte, la tradición y la cultura que hacen que hoy el fuego siga ardiendo pese a su ausencia.
Es la primera vez que el tradicional Viernes Santo de Tañarandy se llevará a cabo sin su creador y promotor, el artista Koki Ruiz, quien falleció en diciembre del año pasado. Su esposa e hijos decidieron que deben continuar con su legado y así lo hará.
Para el Prof. Carlos Bedoya, secretario de Cultura de la Municipalidad de San Ignacio Guazú, Tañarandy es un caso de estudio de una transformación social por medio del arte. Comenzó como una tradición familiar entre Koki, su madre y sus hermanos con el objetivo de recuperar los olores, los sabores, las texturas y la música de la Semana Santa, luego se extendió a la comunidad y ahora llegan peregrinos y turistas de todo el país e, incluso, del extranjero a admirar lo que Koki denominaba como la “instalación de arte popular más grande del Paraguay”.
El profesor Bedoya relata que Koki siempre fue consciente de que lo que realizaban con la puesta en escena y los cuadros vivientes era una expresión artística que no buscaba reemplazar la liturgia. Sin embargo, al ver cómo muchos peregrinos se acercaban con devoción a la imagen de la Virgen Dolorosa, cayó en la cuenta de que Tañarandy se había convertido en algo más grande que él mismo.
Recuerda que Koki siempre decía que las obras tenían que ser tan buenas, tanto si se iban a presentar en Buenos Aires o Nueva York o si eran para compartirlas con el pueblo. Sus restos mortales reposan en la barraca donde, a lo largo de años y años, Koki fue consagrando una manera única de vivir los días santos, al tiempo que ponía el nombre de su pueblo en lo más alto de las tradiciones de nuestro pueblo.