Santo Tomás Becket, obispo y mártir (1118 – 1170)

El asesinato en la Catedral de Eliot es uno de los dramas más apasionantes de la literatura inglesa, que tiene como protagonista a Tomás Becket.

Nacido en Londres hacía el 1118. Era hijo de un rico mercader normando de Londres. Aprende de su madre el amor a Dios.

Terminados los estudios, insatisfecho de la carrera que está por emprender, se hace clérigo, siguiendo la sugerencia del arzobispo de Canterbury, que ha notado en él un ingenio poco común.

Continúa los estudios eclesiásticos en Roma, Boloña y Auxerre. Es, después, promovido a archidiácono y a jefe de la curia.

Tiene una personalidad brillante y carismática, que no p asa inadvertida, e incluso el rey Enrique II, fascinado por sus cualidades, se convierte en su amigo, nombrándolo en el 1154 como canciller del Reino, es decir, primer ministro. Durante siete años guía personalmente las tropas de la victoria.

Convertido en arzobispo de Canterbury, Tomás advierte, sin embargo, la necesidad de dedicarse a una vida más interior, cambiando profundamente. Empeñado en su nueva tarea se vuelve austero y penitente. Una conversión lenta y fatigosa que lo llevará hasta oponerse a Enrique II, quien había reivindicado una serie de derechos que amenazan con lesionar la autoridad eclesiástica.

El rey obliga a los obispos a someterse a las Constituciones de Clarendon, codificadas por él. Becket, por invitación del Papa, las acepta, pero su actitud insumisa le cuesta el fin de la amistad con Enrique. Para sustraerse a la venganza del soberano, se refugia en Francia, donde lleva una vida ascética durante seis años.

Reconciliado con el rey, vuelve a su diócesis, acogido triunfalmente por los fieles. Pero, no se forja ilusiones, al punto de decir: “He vuelto para morir en medio de ustedes (…) El miedo a la muerte no debe hacernos perder de vista la justicia”. Es asesinado por sicarios del rey, en su catedral ante el altar, en el año 1170. La noticia sacude a toda Europa y los repentinos milagros hacen de Canterbury uno de los lugares de peregrinación más famosos del Medioevo.

Su tumba fue destruida y sus imágenes borradas durante la persecución anticatólica inaugurada por el cisma anglicano de Enrique VIII.

Figura de gran actualidad, representa el eterno conflicto entre la autoridad de la conciencia y las imposiciones del poder.

Hoy también se recuerda a David, rey de Israel.

 

Departamento de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica.