María es el nombre más popular entre las mujeres. Deriva del hebreo Myriam. Los cristianos le han dado el significado de “estrella del mar” y la veneran como patrona de la cristiandad.

La historia de María de Nazaret es la más bella de nuestra tradición cristiana. Era una joven judía, muy devota, que vivía en Nazaret, cuando el ángel Gabriel se le apareció y le dijo que era bendita entre todas las mujeres, porque había sido escogida para convertirse en la Madre del Hijo de Dios, el Mesías esperado por Israel, el Salvador del mundo.

María aceptó este honor con fe, dando aquella respuesta ejemplar para todos los cristianos: “Soy la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

La Madre de Jesús se eleva entre todas las mujeres. Es la mujer más honrada de la historia. Los Evangelios la presentan como humilde, obediente, cándida y prudente en el momento de la Anunciación, poeta y profetisa en el Magníficat, silenciosa y contemplativa en Caná.

Entre las fiestas marianas, en las que la Iglesia conmemora los momentos principales de la vida de María, la de su nacimiento es una de las más importantes. En este día se recuerda a la Virgen como descendiente directa de la familia real de David.

La fiesta de la “Natividad de María” tiene origen en la Iglesia de Jerusalén; aquí siempre se mantuvo vivo el recuerdo, recogido desde los primeros siglos, por los escritos apócrifos, del lugar de la casa natal de María, en cercanías de la Puerta y de la Piscina Probática (de las ovejas). En Occidente, la solemnidad se afirma más tarde y de modo desigual. En Roma el Libro de los Papas testimonia su existencia solo a finales del siglo VII con esta noticia: el Papa Sergio I, en el 688, establece que en esta fecha se celebre la fiesta, con una procesión, desde la iglesia de san Adriano, en el Foro, hasta la Basílica de santa María la Mayor.

En un antiguo himno, que expresa el significado de la fiesta moderna, se canta:

 

Tu nacimiento, oh Madre de Dios,

anunció la alegría a toda la tierra.

De ti ha brotado el Sol de justicia,

Cristo nuestro Dios, quien,

al romper la maldición,

ha dado la bendición y, destruida la muerte,

nos ha hecho el regalo de la vida.

 

Hoy también se recuerda a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba y a san Sergio I.

Oficina de Pastoral Radio Cáritas UC