San Juan, Apóstol y Evangelista (Siglo I)

Juan, el amigo de Jesús desde la primera hora, el más joven de los apóstoles, autor del cuarto Evangelio y del Apocalipsis, que se define, a sí mismo, como “aquel que Jesús amaba”, es en su origen un pobre pescador, hermano de Santiago, el mayor, originario de Betania, como los otros dos pescadores Pedro y Andrés.

Durante la vida pública del maestro hace parte de aquel grupo privilegiado de apóstoles que presencian la resurrección de la hija de Jairo, que contemplan a Jesús transfigurado sobre el monte y que están cerca de Él en el momento de la agonía en Getsemaní. A pesar de su fuga en el momento de la captura será el único, junto a Pedro, que vuelve sobre sus pasos, siguiendo al Maestro, hasta los pies de la cruz.

Testigo de la resurrección de Cristo y de su aparición sobre el lago de Galilea, está también junto a Pedro, cuando Jesús cura al tullido en las puertas del Templo, en la cárcel en Jerusalén, y en Samaría, para realizar la primera evangelización.

Llamado por el Maestro “el hijo del trueno” es de un temperamento ardiente, ajeno tanto a los compromisos como a las exaltaciones, autor de un Evangelio centrado en la divinidad de Cristo y en el cual, como un águila –que es el símbolo de Juan-, desde el principio se eleva a las vertiginosas alturas del misterio de la Santísima Trinidad: “En el principio estaba el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios”.

Juan acepta el encargo de Jesús en la cruz, al entregarle a su madre, hospedándola en su casa de Éfeso.

Último de los apóstoles, habría muerto cargado de años en Éfeso –donde está sepultado-, entre el 98 y el 117, al regreso de la isla de Patmos, lugar donde había sido exiliado y donde tuvo las terribles y las consoladoras visiones del Apocalipsis.

En Patmos aún es posible visitar la gruta en la que habría escrito el Apocalipsis y un monasterio ortodoxo dedicado a él, entre los más antiguos y visitados del Mediterráneo.

Entre las naciones y las ciudades que lo han escogido como patrono, encontramos a España y a Turquía. Por su amistad con Jesús es patrono de las buenas amistadas y de los profesionales de las relaciones públicas.

Protector de los teólogos, de los artistas y de los libreros. Se le invoca contra las quemaduras y los envenenamientos.

Hoy también se recuerda a santa Fabiola.

 

Departamento de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica