San Basilio de Cesarea (329-379) y San Gregorio Nacianceno (330-390), obispos y doctores de la iglesia.

San Basilio, junto con su amigo san Gregorio Nacianceno y su hermano san Gregorio de Nisa, conformaron los llamados “padres capadocios”.

Estos santos y eruditos, formados dentro de la filosofía friega, se esforzaron notablemente en contribuir a expandir y ampliar el estudio de la teología cristiana.

San Basilio fue gran amigo de san Gregorio Nacianceno y juntos llegaron a estudiar en Cesarea. Ambos sanamente rivalizaban por encontrar la verdadera sabiduría.

Basilio y Gregorio Nacianceno, en el año 351, se encontraron en Atenas como estudiantes y, gracias a su posición social y formación superior, no experimentaron dificultad en el trato con los paganos que llevaban la dirección intelectual. Lo que hacen los dos intelectuales, es integrar la sabiduría del mundo junto con el pensamiento y la doctrina bíblica y teológica.

A ambos les llama la atención unirse al movimiento monacal como expresión de querer volver a los orígenes de la Iglesia cristiana primitiva.

Mientras Nacianceno se une a una vida ascética más individualista, Basilio formula “reglas” que obligan a un monje a una vida de comunidad, en la que, junto al amor de Dios ejercitado en la contemplación, se atiende a las exigencias que implica un amor fraterno.

Ejercieron el ministerio episcopal, aunque parece que lo aceptaron más por la situación del momento y la necesidad de la Iglesia que por seguir sus propias inclinaciones.

Se les debe la formulación de la doctrina sobre la Trinidad. Mientras que Basilio llegó a vacilar por prudencia pastoral en llamar “Dios” al Espíritu Santo, Nacianceno atribuyó el nombre divino a la Tercera Persona.

 

Departamento de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica