San Alonso Rodríguez, religioso (1533-1617)

Alonso Rodríguez nace el 25 de julio de 1533, en Segovia, España, en el seno de una familia de mercaderes de lana y de tejedores. Estudia, con provecho, en el colegio de los jesuitas de Alcalá, pero, a los 23 años, después de la muerte de su padre, se ve obligado a volver a su casa, para dirigir la pequeña empresa familiar.

Todo parece serle contrario: los negocios no le interesan y, a los pocos años, pierde dramáticamente a su esposa, con quien se había casado en 1560, y a sus dos hijos.

Probado por la vida, en 1569, cede todos sus bienes a su hermano, y se traslada a Valencia, para entrar a los jesuitas.

En 1571 es enviado al Colegio de Monte Sión, en Palma de Mallorca, en el que vivirá hasta su muerte, ocurrida el 30 de octubre de 1617.

En Palma de Mallorca, de la que es protector, Alfonso trabaja por más de 30 años como portero, hallando no solo la paz del alma, sino el camino de la santidad. Así, como los guardianes vigilan casa y palacios.

Hombre sencillo, humilde, servicial, rígido consigo mismo y caritativo con los demás, encuentra en su oficio la ocasión para ejercer un eficaz apostolado.

Tiene el don de varios carismas, como las visiones, la previdencia (que conoce o ve con anticipación) y los milagros.

Recibe de Dios la experiencia mística y se convierte en padre espiritual de los novicios, quienes se dirigen a él con mayor frecuencia. Entre estos, Pedro Claver, a quien Alfonso profetiza su futura misión en las Indias.

Devoto de la Virgen, por intercesión de la que habrían ocurrido hechos extraordinarios; deja muchos escritos de carácter místico y ascético, tales como, las famosas Memorias, redactadas por orden de sus superiores, entre 1604 y 1616, fruto de una sabiduría que no proviene de los libros.

Beatificado en 1825 y canonizado en 1888.

A causa de su trabajo, es patrono de los porteros.

                                               

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