El Panteón Nacional de los Héroes y Oratorio a Nuestra Señora Santa María de la Asunción se convirtió en el punto de reunión ineludible donde los paraguayos y paraguayas comparten sus alegrías, sus penas y frustraciones.

El edificio de estilo neoclásico, que comenzó a construirse en 1863 y finalizó en 1936, se ha convertido en un símbolo de nuestra nacionalidad, pese a no cumplir con el objetivo para el cual fue constituido, ya que pocos son los próceres y héroes de la Patria cuyos restos reposan allí. Ni siquiera el Mcal. López, considerado el héroe máximo de nuestra nacionalidad, fue trasladado al sitio.

“No se logró llevar los restos de los próceres, por desidia de las autoridades, era nuestra obligación buscarlos y llevarlos al Panteón”, señala el Arq. Jorge Rubiani, quien, sin embargo, destaca el espacio como un lugar donde nos sentimos más y mejores paraguayos.

Hoy, si la selección clasifica al Mundial, sin dudas será el sitio donde se concentrará la mayoría de los festejos.