En tiempos donde las redes sociales ocupan gran parte de nuestra atención y tiempo, el Padre Cristian Rodríguez, Rector del Santuario Joven de Schoenstatt, explica cómo estas tecnologías inciden en nuestra percepción del sentido de la vida y de nosotros mismos.
“Toda persona tiene ese llamado interior”, afirma el sacerdote, “porque independientemente de que creas o no, y en tu proceso de maduración y autodescubrimiento, llega un momento donde te preguntás: ¿para qué estoy acá? Es inevitabe”.
El Padre sostiene que vivimos en una sociedad que ofrece múltiples “herramientas” para evadir esa gran pregunta. El celular, por ejemplo, se convirtió en un medio de escape rápido frente al dolor, la incomodidad o las preguntas existenciales. “Ante cualquier dolor, buscamos una compensación inmediata”, explica. “Eso es lo que tienen de bueno y de malo los celulares: en dos segundos podés tener lo que querés”, advirtió.
Sin embargo, “también es una forma de evadir al otro, de evadirte de vos mismo”.
“Forma parte de un escape, de evasión a la persona que tengo al lado, de los hijos, del marido, de papá y de mamá, y eso, los que hoy estamos en plena búsqueda, no solo la Iglesia, nos lleva a una superficialidad muy grande, que el mundo ya la está padeciendo”.
El padre Cristian recomienda el uso de la tecnología con conciencia para evitar caer en la superficialidad: no empezar el día con el celular. Evaluar el uso personal del dispositivo, limitar el tiempo en redes y recuperar el diálogo.
Desde la fe, el sentido de la vida va más allá de esta existencia: se encuentra en la esperanza, incluso ante el sufrimiento y la muerte. “Si vivo el dolor con Dios, puede salir algo bueno”, afirmó el sacerdote.