Lo que valoramos cuando no estamos

Mudarse a Europa desde Paraguay es una experiencia emocionante y enriquecedora. Sin
embargo, dejar atrás el hogar siempre conlleva una serie de nostalgias y anhelos. Aunque
los medios de comunicación suelen destacar los aspectos positivos de la vida en Europa,
hay un lado menos conocido que no se menciona, y que las personas en Paraguay
consideran como parte de su vida cotidiana, siendo que es un lujo en el continente europeo.

Una de las primeras cosas que se extrañan es la calidez y hospitalidad de la gente. En
Paraguay, los abrazos y los saludos efusivos son comunes, reflejando una cultura donde la
cercanía y el afecto son esenciales. En muchos países europeos, las interacciones tienden
a ser más formales y reservadas, lo que puede hacer que los paraguayos sientan nostalgia
por la calidez de su tierra natal. Las frecuentes reuniones familiares y las tertulias con
amigos son una parte fundamental de la vida en Paraguay. En Europa, el ritmo de vida
acelerado y las distancias pueden dificultar mantener el mismo nivel de contacto social, lo
que hace que se añoren esas tardes compartiendo risas y charlas alrededor de una mesa.

La comida es otro aspecto que se extraña profundamente. Delicias como la chipa, con su
inconfundible sabor, o la sopa paraguaya, la única «sólida» que lleva el nombre de sopa, son
difíciles de encontrar fuera de Paraguay. Aunque en algunas ciudades europeas se pueden
hallar ingredientes importados, no es lo mismo que disfrutar de estas delicias en su lugar de
origen. El tereré, la bebida nacional de Paraguay, es otro elemento insustituible. En Europa,
donde las bebidas calientes como el café y el té son más comunes, es difícil encontrar un
espacio donde disfrutar del tereré con la misma naturalidad. Además, compartir un mate con
amigos es una tradición que, aunque practicada también en algunas regiones europeas, no
tiene la misma presencia ni significado cultural.

Los paisajes de Paraguay, con su exuberante naturaleza y su rica biodiversidad, son únicos.
Los paraguayos en Europa a menudo extrañan la vista de los verdes campos, los
caudalosos ríos como el Paraguay y el Paraná, y la serenidad de los amaneceres y
atardeceres en el campo. El clima tropical de Paraguay, con sus cálidos veranos y suaves
inviernos, contrasta fuertemente con el clima europeo, que puede ser bastante frío y gris
durante gran parte del año. Adaptarse a los inviernos largos y oscuros de Europa puede ser
un desafío para aquellos acostumbrados al sol y al calor paraguayo.

Las festividades paraguayas, como la Fiesta de San Juan, la Semana Santa y las celebraciones patrias, son momentos de gran alegría y comunidad. Estas festividades, con sus músicas, danzas y comidas típicas, son difíciles de replicar en Europa, donde las tradiciones y celebraciones son diferentes. La música folclórica paraguaya y las danzas
tradicionales, como la polca y la guarania, son parte esencial de la identidad cultural. Aunque algunos eventos comunitarios en Europa pueden intentar mantener vivas estas tradiciones, la sensación de escucharlas en su tierra natal, rodeado de compatriotas, es incomparable.

El guaraní es un elemento cultural profundamente arraigado. Hablar guaraní, o escuchar su
melodioso sonido, es algo que los paraguayos extrañan cuando están en Europa, donde rara vez se encuentra alguien que lo hable. La pérdida de la cotidianidad del idioma materno puede hacer que se sienta un vacío cultural significativo. Incluso el español hablado en Paraguay tiene sus particularidades y expresiones que lo hacen único. El “jopara”, las expresiones locales y el acento paraguayo son elementos lingüísticos que se añoran al adaptarse a las diversas formas de español o a los múltiples idiomas europeos.

En Paraguay, existe un fuerte sentido de comunidad y solidaridad. Las personas se ayudan
mutuamente, ya sea en los buenos o en los malos momentos. Este sentido de pertenencia y
apoyo mutuo puede ser difícil de encontrar en las grandes ciudades europeas, donde el ritmo de vida es más individualista. La tranquilidad y el ritmo de vida más pausado de muchas partes de Paraguay, en contraste con el ajetreo y el bullicio de las ciudades europeas, es algo que muchos extrañan. La posibilidad de disfrutar de un paseo sin prisas, de una conversación sin relojes, es un lujo que se valora más cuando no se tiene.

Mudarse a Europa ofrece muchas oportunidades y experiencias enriquecedoras, pero siempre habrá aspectos de Paraguay que se llevarán en el corazón. La cultura, las tradiciones y la gente de Paraguay son tesoros invaluables que, aunque lejos, siempre estarán presentes en la memoria y el cariño de quienes se aventuran al extranjero.