La humanización: el tesoro escondido detrás del dolor

En su homilía, el Mons. Gabriel Escobar, Obispo del Vicariato Apostólico del Chaco, abordó sobre el dolor humano experimentado por Cristo, quien en su perfección vivió con total intensidad el sufrimiento y la búsqueda actual de las personas de evitar el dolor. “El hombre actual tiene miedo del dolor. Quisiera eliminarlo, arrancarlo de la vida humana, e incluso de la vida animal”; sin embargo, explicó que al sacarlo, “a veces resulta que logramos destruir el dolor, pero de tal manera que destruimos también algo del hombre”, por tanto, el dolor tiene el poder de humanizar. El obispo sostiene que el dolor se puede aliviar con la cercanía.

 

¿Hacia dónde mira nuestro corazón en esta Semana Santa?

En la Catedral Metropolitana, el Cardenal Adalberto Martínez Flores, interpeló a los fieles presentes sobre cómo sé, cómo se vive la Semana Santa: “entramos como aquellos que “miraron de lejos”, cómo iban a terminar las cosas, espectadores pasivos del ruedo de injusticias. Donde está nuestra mirada, está nuestro corazón. Si la mirada es impávida e indiferente ante las injusticias, de la pasión, sufrimiento y muerte de los que padecen vulneraciones en sus derechos ciudadanos, sus dignidades oprimidas, sus clamores ninguneados es por el corazón endurecido, como sucede, ante el grito de nuestros hermanos indígenas del Chaco, Alto Paraguay a raíz de las lluvias e inundaciones”.

“Hay clamores de ser auxiliados adecuadamente”, recalcó e invitó a los fieles a empatizar con los que sufren, despertar de nuestras apatías espirituales, “de nuestras comodidades, indiferencias, debilidades y cobardías para entregarnos y rendirnos a los pies de Aquel que quiere reinar en nuestras vidas, en nuestras familias”.

 

Humillarnos y acercarnos más a otros crucificados

El Mons. Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, invitó a seguir un propósito específico esta Semana Santa, humillarnos, negarnos a nosotros mismos para servir al otro, así como Jesús se hizo siervo para el mundo.

“¿Qué sentido tiene, llevar una cruz en nuestro pecho, si no sabemos cargar con la cruz más pequeña de tantas personas que sufren justo al lado nuestro, en los hospitales, tan solos? ¿Qué significan nuestros besos a los pies del crucificado, si no despiertan en nosotros el cariño, la acogida y el acercamiento de quienes viven el crucificado, dolor?”.

Por ello, instó a asistir a otros crucificados en el dolor y el sufrimiento y solicitó a los “laicos y profesionales, Anímense a revisar las estructuras injustas que se han establecido y tengan el coraje de derribar esas barreras que oprimen a nuestro pueblo, busquen formas más eficaces para combatir la irritable pobreza extrema, la corrupción y la impunidad, todo esto llevó a Jesús a la cruz”.