VIERNES DE LA SEMANA 30° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO

Evangelio según San Lucas 14, 1-6

“Jesús tomó de la mano al enfermo, lo sanó y lo despidió

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía. Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: “¿Está permitido sanar en sábado o no?”. Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo sanó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: “Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?”. A esto no pudieron responder nada. Palabra del Señor.

Meditación

El evangelista recoge la enseñanza de Jesús en referencia a una curación que Él la realizó en sábado (cf. Lc 6,6-11; 14,1-6). Se enseñaba que no se podía curar en sábado, sino sólo si había peligro de muerte, no así si la vida de la persona no corría tal peligro (cf. Lc 6,7; 14,5). Jesús denuncia fuertemente, porque ellos actúan hipócritamente, al permitir que se desate un animal para que vaya a tomar agua, y no permiten que se le desate a una persona que estaba atada a Satanás por muchísimo tiempo.

Si se ayuda a un animal en día sábado (cf. Mt 12,11; Lc 14,5; 13,15) porque está en peligro de morirse, ¿por qué no se podría ayudar a una persona enferma? Para Jesús todo lo que signifique ayuda verdadera a los demás será algo bueno. Jesús reclama que para los demás, los fariseos o los maestros de la Ley, interpretaban la Ley de modo muy rigorista, sin embargo, al referirse a sus bienes, ellos interpretaban de otra manera, llevándola a su favor, utilizándola para oprimir y justificar los atropellos hacia los demás.

Jesús es el dueño del sábado y observar externamente la Ley no puede ir en contra de la ley interna de la caridad. En su gesto hay una primacía del amor hacia los hermanos necesitados. Así, Jesús se presenta como el libertador del hombre, de la opresión, sea del cuerpo y mente, sea del espíritu, y si la enfermedad oprime, es el Médico y la Medicina a la vez. Si el sábado es día del Señor, debe ser el día del amor, de la misericordia hacia los seres humanos, y la única ley del Evangelio será la ley del amor a Dios y al prójimo. San Martín de Porres, ruega por nosotros.

Perdón Señor porque muchas veces no te dejamos obrar a Ti, quien más nos conoces y buscas nuestro bien, viniendo a nuestro encuentro para sanarnos, curarnos y liberarnos. Ayúdanos a entender que Tú tienes el verdadero poder de hacer nuevas todas las cosas y la sabiduría para discernir e iluminar cualquier situación que podría llevarnos a caminos que no sean de tu agrado, sobre todo cuando nos atamos a letras y ritos, siendo tentados a no estar Contigo, fuente del Amor. Gracias por tomar la iniciativa de restaurarnos integralmente para que seamos nuevas personas y respondamos renovados misionando con amor siempre en todas partes. Amén.

 

Gentileza, Arzobispado de Asunción