Tema: Orar por las vocaciones consagradas y sacerdotales.

Preside: Mons. Pedro Collar Noguera, Obispo de San Juan Bautista, Misiones

Homilía

“María Reina de los Apostóles, ayúdanos a caminar juntos y con esperanza”.

Hermanos/as en Cristo venimos junto a miles de compatriotas como clero paraguayo a expresar nuestra fe, cuando hablamos del Clero, con los Diáconos especialmente Diáconos permanentes, presbíteros, seculares y religiosos y también los obispos, expresar nuestra fe con nuestro pueblo también nosotros queremos consagrar a Tupásy Caacupé, nuestra vida y nuestro ministerio. Ella nos anima a la comunión y a la sinodalidad, a caminar juntos. Un saludo a Mons. Ricardo Valenzuela, ordinario de esta Diócesis y nuestra gratitud por su acogida, saludamos desde aquí a los consagrados y sacerdotes que se encuentran en otros países en misión de estudios o tareas pastorales como en Argentina, Chile Roma, España. Saludarnos, estar un poco en sintonía es también signo de sinodalidad, deseamos saludar a tantos presbíteros del clero diocesano de las distintas diócesis, particular a los enfermos y nuestra oración y cercanía por quienes dejaron el ministerio sacerdotal, recordamos también a los religiosos/as, consagrados/as presentes en el Paraguay que se han gastado y desgastado en la misión de Cristo y en su Iglesia. Presento el saludo de mi diócesis, Misiones, Ñeembucú para todos y cada uno de ustedes. Desde aquí también quiero saludar y animar a las familias damnificadas a causa del desborde del río Tebicuary, el rio Paraná, hay muchas familias damnificadas como Villa Florida, Kokue´re, Panchito López, Yabebïry, Cerrito, Curuzu ´aba y en muchos otros lugares y animar a los fieles a practicar la solidaridad, la cercanía la generosidad, pero también pedir a las autoridades que se ocupen más de ellos para plantear soluciones más profundas valederas a largo plazo para nuestros hermanos/as más necesitados/as.

Ayer iniciamos el Tiempo de Adviento, este tiempo litúrgico que nos prepara para vivir el acontecimiento de nuestra salvación, la venida del Hijo de Dios en nuestra carne y en este contexto la primera lectura nos invitaba a la esperanza, el anuncio de Isaías se hace realidad en la Encarnación de Jesús, esto nos anima a esperar, a vigilar, a confiar, a orar. Jesús nos invita a recorrer con él valientemente nuestro camino de fe, a abrir nuestra alma al misterio de Dios y a dejarnos conducir y educar por su mano bondadosa de Padre. Pidamos entonces por eso a la Virgen María que nos regale esa Gracia de una fe humilde, sencilla, auténtica y madura a todos nosotros.

Necesitamos confiar más en Jesucristo por eso debemos orar más, en este año dedicado a la oración, la iglesia en el Paraguay. El catecismo afirma que, con su oración, Jesús nos enseña a orar. Del ejemplo de Jesús podemos extraer algunas características de la oración cristiana, ante todo, posee una primacía, es la primera acción del día, algo que se practica al alba, antes de que el mundo se despierte, la oración de Jesús es el lugar donde se percibe que todo viene de Dios y a Él vuelve y esa es el mismo a quien debemos recurrir en nuestras necesidades; el tema que nos corresponde iluminar tiene su razón de ser en el mismo pedido de Jesús: ´la cosecha es mucha y los trabajadores pocos, rueguen por lo tanto al dueño de la mies, que envíe trabajadores a sus campos´, al orar por las vocaciones consagradas y sacerdotales debemos recordar que la iniciativa proviene de Dios, debemos pedirle a Él que siga llamando a hombres y mujeres generosos y valientes dispuestos a entregar sus vidas al servicio de su iglesia, que la fidelidad y la perseverancia sean una constante en sus vidas y que siempre encuentren en Dios la fuerza y el amor necesarios para cumplir con su vocación, solamente se puede realizar con esa gracia de dios con esa apertura de dios  con esa comunicación con esa oración a Dios. Este llamado se da en un contexto concreto en la realidad de nuestra vida, una realidad social y eclesial donde estamos insertos, donde vive y se desarrolla el joven, la joven. Este sentido la sociedad actual experimenta cambios vertiginosos y exponenciales en diversos contextos, cambios de los que los consagrados, sacerdotes y jóvenes que ingresan al seminario no se hallan ajenos. Se vive un cambio de época que también nuestro país experimenta participando así en la dinámica mundial de la globalización, este cambio es global y nos sobrepasa, implica un futuro incierto en el que las soluciones del pasado muchas veces ya no pueden tener lugar y cuyas metas que nos aguardan ignoramos; la realidad sociológica paraguaya se halla también afectada por las grandes transformaciones de nuestro tiempo, como lo expresa el documento de Aparecida: ´estos cambios guardan relación con la sociedad en su globalidad designando un fenómeno exterior en sí a la misma iglesia pero que esta ha de acoger e interpretar como signo de los tiempos, este cambio de época implica diversos fenómenos tales como el relativismo que al cerrarse a la verdad se cierra a Dios, apoyándose en motivos prácticos, a fin de permitir o aceptar algo, incentivando un libertinaje que corrompe,  nada es absoluto  sino que todo depende en última instancia del propio punto de vista, de lo que a uno le parece, se trata de una de las características que más hiere el corazón del hombre post moderno, la provisionalidad, el desarraigo, el miedo al riesgo, el cuestionamiento de todo valor objetivo referencial, la alergia y el rechazo a las decisiones irrevocables, crisis de fidelidad a compromisos contraídos, oposición a opciones de vida vinculantes, están a orden del día. En nuestro país se evidencia también la cultura del descarte, descripto ampliamente por el Papa Francisco, una realidad que tiende a ser de la persona humana y su servicio un objeto a desecharse si no está en capacidad de producir, las personas son bienes de consumo que pueden ser usados y tirados esclavizados, excluidos o sometidos a desigualdad y falta de recursos y derechos, implica una visión distorsionada de la persona, una mirada que ignora su dignidad y su carácter relacional, pobreza, inseguridades, desocupaciones, violencia doméstica, narcotráfico, estafas y muchas otras situaciones que no se adecuan al plan amoroso de salvación de nuestro buen Dios. Todos estos fenómenos descriptos afectan también a la iglesia en su propia entraña al componerse ésta por cristianos que forman parte de la mencionada sociedad, fenómeno que afecta en gran medida a los jóvenes, también parte de esta sociedad y de la iglesia, muchos de los cuales llamados al sacerdote y la vida religioso/a son partes. En este sentido es importante tener en cuenta la educación paraguaya que tiene mucho que ofrecernos, que ayudarnos, el principal desafío de la educación en Paraguay, siguen siendo la puesta en marcha de una nueva reforma educativa, la capacitación de profesores, una mejor ejecución de los recursos disponibles, al igual que la familia la irrupción de la denominada ´ideología del género´ ponen en riesgo un plan educativo con principios y valores irrenunciables de nuestra Constitución Nacional como la dimensión trascendental, la familia, la vida y la dignidad de las personas,  es imperante consensuar un pacto educativo nacional y priorizar una formación integral que prepare a las nuevas generaciones para acompañar y liderar el camino presente y futuro de nuestra patria.

Hermanos y hermanas, queridos consagrados y apreciados diáconos y sacerdotes, en este mundo religiosamente tan insatisfecho como inquieto, nos faltan tampoco la búsqueda de lo que es para toda la vida, en orden a la promoción de las vocaciones al sacerdocio que sobre todo en nuestros tiempos debe ser un compromiso de todos, tanto de sacerdotes como de personas consagradas y de laicos. Creo que es de suma importancia darse cuenta precisamente de la absoluta necesidad de los sacerdotes y de su trascendencia para la vida de la iglesia y también para el apostolado eficaz de los laicos y para la fructífera realización de la vida consagrada. Para explicar la misión propia específica del sacerdote, Benedicto XVI subrayó fuertemente la configuración del sacerdote como ´hombre de Dios´, la misión fundamental del sacerdote consiste en llevar a Dios a los hombres. Ciertamente sólo puede hacerlo si él mismo viene de Dios, si vive con Dios y de Dios. No debemos dejarnos llevar por la prisa como si el tiempo dedicado a Cristo en la oración silenciosa fuera un tiempo perdido. En cambio es precisamente allí donde brotan los frutos más admirables del servicio pastoral, no hay que desanimarse porque la oración requiere esfuerzo, o por tener la impresión que Jesús calla, Jesús calla pero actúa, asimismo San Juan Pablo II al inicio de su pontificado afirmó, ´un rato de verdadera adoración tiene más valor y fruto espiritual que la más intensa actividad aunque se tratase de la misma actividad apostólica´, es fundamental tener presente este aspecto crucial en la actividad pastoral actual, en la actualidad de los sacerdotes se ve frecuentemente inmersos en una multitud de actividades externas que le dejan escaso tiempo para la oración, esto conlleva el riesgo de desvirtuar la esencia misma del ministerio sacerdotal sumergiéndose en un activismo infructuoso, la oración constituye el medio por el cual el sacerdote se conecta con Dios, busca su guía y fortaleza y renueva su relación íntima con Cristo,  a través de la oración el sacerdote renueva sus energías espirituales y encuentra sentido y propósito en su ministerio, la falta de tiempo a la oración puede llevar al sacerdote a sentirse agotado y desgastado perdiendo de vista la razón por la cual se consagró como sacerdote, es imprescindible recordar la oración no es simplemente una actividad más en la agenda del sacerdote sino el fundamento sobre el cual se constituye su ministerio. Actualmente estamos llamados a cultivar la conversación espiritual buscando en común nuevos métodos pastorales con creatividad que puedan responder a los desafíos del mundo actual de hoy. En este sentido es importante considerar siempre en las diócesis y parroquias, las orientaciones pastorales de las comisiones episcopales y las coordinaciones nacionales de la Conferencia Episcopal Paraguaya, valorar e incentivar el proceso iniciado de trabajar en común,  la Pastoral Vocacional, la Pastoral Presbiteral y el Seminario Mayor del Paraguay. Ya el año pasado los sacerdotes de quince años en adelante tuvieron la experiencia del encuentro de formación permanente en el Seminario Mayor del Paraguay y tenemos previsto en el mismo lugar, el Encuentro de Formación Permanente para todos los sacerdotes del 15 al 18 de julio del próximo año. Pido a los sacerdotes que agenden este encuentro. Hace mucho bien también los encuentros de formación permanente entre sacerdotes de diócesis vecinas norte, sur, este y centro. Les ruego que tengan en cuenta a nivel de cada diócesis, un texto en digital que desde la pastoral presbiteral le ha enviado el Pbro, Gustavo Benítez, secretario ejecutivo denominado “Lavarnos los pies los unos a los otros” del Mons. Julio Daniel Botia Aponte y que puede ser un instrumento válido para promover una pastoral presbiteral permanente, orgánica, diferenciada, integral, personalizada, participativa, sistemática, organizada y sinodal.

En el mes de febrero del 2024, el Dicasterio del Clero, invita a los sacerdotes a un Congreso para la Formación Permanente, a realizarse en Roma del 6 al 10 de febrero. Hasta el momento se inscribieron 5 sacerdotes de nuestro país. Promovamos las comunidades sacerdotales, encuentro de sacerdotes amigos, más o menos de la misma edad de parroquias vecinas, el encuentro para orar compartir dialogar proyectar evaluar la pastoral, la cultura del encuentro muy importante entre los sacerdotes, tratar de cultivar, en los decanatos también y en las vicarías. Como sacerdotes y religiosos/as del Paraguay inspiremosnos para la oración en la vida ejemplar de san roque González de Santacruz y compañeros mártires. El Papa San Juan Pablo II cuando realizó esa canonización de San roque y compañeros mártires en su homilía dijo que ellos fueron ´héroes de la fe´ y enfatizó la importancia de la oración, de tal manera que estos hombres de Dios a pesar de la intensa actividad pastoral, cuando llegue la noche, aunque sea muy tarde, dice el Papa siempre rezan su Oficio. También aprovechar este año dedicado a la oración para rezar por la Beata Maria de Jesús Sacramentado y pueda llegar a esa canonización y también por el Siervo de Dios Julio César Duarte Ortellado, pa´i diocesano, caazapeño que también siempre ha valorado sobre todo la Adoración Eucarística, la visita al Santísimo.

Incentivemos y valoremos hermanos/as la oración sencilla de las familias, de los niños y jóvenes y de las comunidades. Demosle gracias al Señor por nuestra vocación, consagración y misión y por tantos santos pastores, sabios pastores, generosos pastores, que siempre ha habido y que nunca faltarán en nuestra iglesia comenzando por el Papa Francisco, máximo pastor en la iglesia y gran líder mundial de la paz, de los pobres, los presos, los migrantes, los enfermos, todos los que sufren y del cuidado integral de la creación. Pidamos perdón al Señor por todos aquellos que han caído en el olvido de Dios y por ello mismo han desvirtuado el ministerio sacerdotal.

Pidamos a Tupasy Caacupé que interceda por nosotros los consagrados y sacerdotes para que tengamos el gusto de orar y promover la cultura vocacional, la vida de oración en la iglesia y seamos pastores con olor a ovejas, cercano a la gente, disponible a acoger, a escuchar, a animar al pueblo de Dios. Animar sobre todo a la esperanza, que ella interceda por las vocaciones consagradas y sacerdotales, que los jóvenes sean generosos y valientes en su respuesta a la llamada de Dios. Así sea.

 

Mons. Pedro Collar Noguera

Obispo de San Juan Bautista, Misiones