Obispo y Doctor de la Iglesia (200-258)

San Cipriano nació en el año 200 aproximadamente, en Cartago, al norte de África. De familia noble, desde muy joven se dedicó al estudio de la retórica y la filosofía. Debido a su formación, desaprobaba la inmoralidad del ambiente pagano que le rodeaba y, al contrario, alababa el cristianismo al que pronto se convirtió. A los pocos años, en el 248, fue nombrado obispo de Cartago.

Durante la persecución de Decio, en el 250, quien decretó la supresión del cristianismo, decidió retirarse a un lugar apartado para seguir en su misión como obispo y pastor a pesar de las críticas de algunos de los mismos cristianos que lo tildaron de cobarde.

Su vida y todas sus obras se enfocaron especialmente en los temas relacionados con la fe y la vida de la Iglesia, por lo que tuvo que afrontar durante su episcopado, situaciones difíciles; exhortó a los cristianos a mantenerse firmes en la fe y a no abandonar la Iglesia de Jesucristo, ya que muchos cristianos para evitar la muerte, ofrecían incienso a los dioses, lo que equivalía a rechazar totalmente la fe cristiana e ir en contra del primer mandamiento de la Ley de Dios.

Cuando cesa la persecución, se opone enérgicamente al regreso, al seno de la Iglesia, de los que habían apostatado, sin exigirles penitencia.

Esta situación provocó toda una controversia y, en 252, reunió en un Sínodo en Cartago a los idólatras y a los libeláticos, donde debatió y decidió distinguir entre los que habían sacrificado ídolos (los primeros), a quienes impuso penitencia perpetua, admitiéndolos a la reconciliación solo hasta la hora de la muerte, y a los que podían admitirse solo en un período exigente de prueba (los segundos).

Aparecen cismas de Novaciano y Felicísimo que, al contrario, se mostraban demasiado rigoristas a la hora de volver a admitir a la comunión de la Iglesia a los apóstatas. Cipriano excomulgó a los cismáticos por medio de los obispos administradores de su Iglesia. También Cipriano tuvo un debate con el Papa Esteban sobre si era válido o no el bautismo de comunidades heréticas o cismáticas o si habría necesidad de volver a administrar el sacramento del bautismo.

En el 257, Valeriano promulgó un edicto donde ordenaba que los cristianos tomaran parte del culto oficial del Imperio. Cipriano fue detenido y desterrado a Cúrubis, cerca de Cartago, hasta que en el año 258 es condenado a la decapitación.

En otros países día de la Exhaltación de la Santa Cruz. En el Paraguay se sigue celebrando la fecha anterior del 3 de mayo. Día en el cual ofrecemos todas nuestras cruces por amor a Cristo.

 

Oficina de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica