San Jenaro, Obispo y Mártir (Siglo III – 305)

Jenaro, cuyo nombre significa en latín “nacido en el mes de enero”, es el santo más invocado de Campania, donde es muy popular gracias al milagro de la licuefacción de la sangre, que cada año se repite.

Nace en Nápoles, en la segunda mitad del siglo III. Elegido obispo de Benevento, se hace amar de la comunidad cristiana y de los paganos, porque cuida de los pobres, sin distinción de afiliación religiosa.

Durante la persecución de Diocleciano son aprisionados algunos diáconos y cristianos. Jenaro, al saberlo, les hace llegar algunas cartas, exhortándolos a permanecer firmes en la fe.

En procónsul de Campania, molesto por la intromisión del obispo, da órdenes de arrestarlo y, junto a los demás, lo traslada a la cárcel de Pozzuoli. Aquí el procónsul hubiese querido servirse de él, para dar un espectáculo público, en la arena de la ciudad, pero teme que, en los juegos, pueda estallar una revuelta, por lo que decide decapitar, de inmediato, a los cristianos, el 19 de septiembre del 305.

Durante la ejecución, una noble llamada Eusebia, logra recoger en dos ampollas (los antiguos lacrimarios que las mujeres usaban para guardar las lágrimas vertidas por sus muertos) la sangre del mártir y la conserva con mucha veneración.

Después del edicto de Constantino, un obispo de Nápoles, en el 431, hace trasladar solemnemente las reliquias de san Jenaro de Pozzuoli a Nápoles. Durante el trayecto, Eusebia regala al obispo las dos ampollas.

San Jenaro es conocido en la historia el así llamado “milagro de la sangre”. El fenómeno de la licuefacción se repite dos o tres veces al año y es seguido por gran parte del pueblo de Nápoles.

Patrono de esta ciudad y de Campania. Es invocado contra las erupciones volcánicas del Vesubio.

Oración

Señor, tú que nos has congregado hoy para venerar la memoria del mártir san Jenaro, concédenos que podamos ir a gozar en tu reino, juntamente con él, de la alegría que no tiene fin. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oficina de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica