Santa Catalina de Siena, una mujer que marcó la historia de la Iglesia. Con una espiritualidad y compromiso inquebrantable con el servicio a Dios, se destacó por su influencia en los asuntos eclesiásticos y su entrega a los más necesitados.

Nació en Siena, Italia, en 1347, desde temprana edad demostró su compromiso con Cristo, se dedicó a la oración y a la caridad. Durante la epidemia de peste que azotó Europa, cuidó a los enfermos, brindando un fuerte apoyo espiritual.

Durante el periodo de los Papas de Avignon, que tuvo lugar entre 1309 y 1377, la sede papal fue trasladada de Roma a Aviñón, Francia, debido a tensiones políticas y conflictos dentro de la Iglesia. Este traslado provocó una división en la cristiandad, ya que algunos consideraban ilegítima la autoridad papal fuera de Roma.

Santa Catalina de Siena, escribió al Papa Gregorio XI instándolo a abandonar Aviñón y regresar a Roma.

Además, envió mensajes a los cardenales, exigiendo que reconocieran al verdadero pontífice y que pusieran fin a las disputas internas que estaban dividiendo a la Iglesia.

De esta manera, los líderes eclesiásticos acataron sus palabras y actuaron en consecuencia, lo que contribuyó a la resolución del conflicto.