por Mons. Pierre Jubinville.

Obispo de San Pedro y Presidente de la CEP.

 

Después de llegar a un punto de tanta crueldad, la guerra en Gaza se desplazó a Irán, por lo menos, por un momento, y se desvió la atención mediática, con la intervención de los Estados Unidos.  Se sintió la “escalada”, la inminente mundialización del conficto.  Las últimas noticias confirman que siguen los ataques y las violencias en lo que más y más se parece a una “limpieza étnica”.

 

Como en muchos conflictos internacionales, en Paraguay nos sentimos lejos y protegidos en nuestra mediterraneidad bien acolchonada.  Las noticias nos llegan mediante agencias internacionales, copiadas en nuestros medios, a veces unos que otros analistas de aquí nos traducen las estrategias geo-políticas, los hitos históricos de relaciones intricatas en mundos cuya complejidad nos escapa.  Y nosotros vamos a lo práctico: ¿cómo esto nos afecta?

 

Las imágenes y las descripciones de los dolores son insostenibles.  Y al mismo tiempo estamos endurecidos por los efectos especiales de los videos y películas que constantemente visualizan y teatralizan asesinatos y torturas.  Nos afecta también la polarización entre los “a favor” y los “en contra” que dominan los ecos en los hilos de noticias.  Tenemos que mirar y pensar dos veces: esto está pasando a gente real, familias como las nuestras, niños y niñas están viviendo la inseguridad, el hambre, los desplazamientos forzados, el miedo…

 

Me siento tonto de intentar describir esta realidad que jamás he experimentado.  Me aferro a un rosario en madera de olivo que me regaló un sacerdote palestino que encontré, hace un poco más de un año, en una reunión internacional de Pastoral de Juventud.  Recuerdo su sonrisa, su energía, su esperanza, su vitalidad.  Es como un símbolo que me permite tener un contacto familiar, personal, con lo que podría quedar como un sinsentido absoluto y lejano.

 

Se estaba preparando un acto por la paz entre varias iglesias y religiones.  Espero que el frío no lo haya postergado otra vez.  Hace más de un mes, la Conferencia de Religiosas y Religiosos del Paraguay sacó un comunicado invitando a la oración.  Viernes pasado, celebramos el Sagrado Corazón de Jesús que siente, discierne y mueve.  Todo esto nos invita a hacer un espacio en nuestros corazones para sentir, orar, gemir con el Espíritu Santo y mover, lo que podamos…