LUNES DE LA SEMANA 21° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO

Evangelio según San Mateo 23, 13-22

“Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios”

Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno del infierno que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: “Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale”! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? Ustedes dicen también: “Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar”. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por Aquel que lo habita. Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él. Palabra del Señor.

Meditación

     ¿Agustín, modelo de santidad? No basta decir que se esperaba el reino de David, y que Jesús trajo otro Reino, creando una confusión, dicotomía, dualismo, de forma dialéctica. ¿Cómo ser santos hoy, si vemos una Iglesia formada por pecadores, hombres y mujeres, casados o sacerdotes?

El Papa Francisco respondía a esta inquietud, leyendo la Carta de san Pablo a los Efesios, tomando las relaciones familiares: «Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para hacerla santa» (5, 25-26). Cristo amó a la Iglesia, donándose Él mismo en la cruz. Y esto significa que la Iglesia es santa porque procede de Dios que es santo, le es fiel y no la abandona en poder de la muerte y del mal. Es santa porque Jesucristo, el Santo de Dios, está unido de modo indisoluble a ella; es santa porque está guiada por el Espíritu Santo que purifica, transforma, renueva.

No es santa por nuestros méritos, sino porque Dios la hace santa, es fruto del Espíritu Santo y de sus dones. No somos nosotros quienes la hacemos santa. Es Dios, el Espíritu Santo, quien en su amor hace santa a la Iglesia (02/10/2013). San Agustín sigue siendo modelo para jóvenes y adultos, niños y abuelos. Confiemos, alegrémonos , trabajemos y estudiemos por un mundo más humano.

¡El Señor ama a su pueblo!

Canten al Señor un cántico nuevo,

resuena su alabanza en la asamblea de los fieles,

que se alegre Israel por su creador, los hijos de Sion por su Rey.