En la homilía del octavo día del novenario a María Auxiliadora, el obispo del Vicariato Apostólico del Chaco Paraguayo, Mons. Gabriel Escobar Ayala reflexionó sobre la necesidad de cuidar la Casa Común como expresión concreta de la esperanza cristiana. “Dios, siendo grande, se hizo pequeño… ha proclamado la cercanía y la proximidad como características propias de la naturaleza divina”, afirmó.
El obispo vinculó esta cercanía de Dios con una crítica social y ética dirigida a quienes buscan y ostentan el poder: “Muchas veces sucede mis queridos hermanos que cuando estoy queriendo acceder al poder me muestro servicial, caritativo y dado a todos, pero una vez que accedo a dicho poder me olvido de ese compromiso de servir y me vuelvo exquisito, indolente, alejado del sufrimiento de los demás, y lo que era tu propósito de servir a los demás se vuelve un servirse de los demás”.
De esta manera, cuestionó a las autoridades si realmente pueden ser signos de esperanza si se han desconectado del sufrimiento de su pueblo y del compromiso con el bien común. Mons. Escobar advirtió sobre la creciente indiferencia religiosa y la “privatización de la fe”. “Dios queda para algunas personas para el campo de lo íntimo, de su espiritualidad, o vida interior, en definitiva, arrinconado al ámbito de lo privado y para el campo personal, molesta cada vez más que tenga alguna incidencia en lo público y esto va generando tendencia a vivir al margen de Dios”, lamentó.
Finalmente, invitó a todos los fieles a redescubrir la luz del Verbo encarnado y a encomendarse a María Auxiliadora, modelo de acogida, para responder con fidelidad al llamado de Dios.