JUEVES DE LA SEMANA 32° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO

Evangelio según San  Lucas 17, 20-25

“El Reino de Dios está entre ustedes

Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: “El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes”. Jesús dijo después a sus discípulos: “Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’, pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día. Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación”. Palabra del Señor.

Meditación

     Discernimiento con la sabiduría de Dios. La humanidad renovada por las nuevas características de la época y el dinamismo de la economía sacramental, requieren del discernimiento. La vía sinodal que nos toca recorrer y compartir, nos ayudan a enriquecernos en la diversidad de formas de religiosidad y secularidad. Éstas se asocian al cuerpo, la música, el deporte, la nación, el consumo, etc. Si la experiencia y la pericia caracterizaban la ciencia médica, por ejemplo; el automatismo y el uso de la tecnología crean una nueva mentalidad y estilo de vida.

Así el Reino de Dios no viene ostensiblemente, sino por gracia de Cristo. Los valores evangélicos y la ética cristiana, que promueven solidaridad, comunión y promoción humana, son acariciados y realizados en sueños compartidos. Esto no se improvisa, sino que son fruto de la escucha dócil de la Palabra y unas formas de noviciado, ensayos y verificaciones puestas en las manos de Dios. Padres de familia, catequistas y maestros en la fe crecen en la participación consciente de la vida de las comunidades.

Esto requiere de disponibilidad y generosidad, con un alto índice de renunciamientos. A más de aquellos voluntarios, el rechazo y la marginación casi siempre están a la orden del día. Requiere de espacios y tiempos convenidos, y de las orientaciones prudentes del magisterio de la Iglesia.

 

¡Tu palabra, Señor, ¡es eterna!

Tu palabra, Señor, es eterna,

más estable que el cielo.

Tu fidelidad de generación en generación;

fundaste la tierra y permanece.

Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,

porque todo está a tu servicio. 

Gentileza, Arzobispado de Asunción