En el segundo día del Novenario en honor a Nuestra Señora de la Asunción, durante la Misa presidida por el Mons. Pedro Collar, Obispo de San Juan Bautista, compartimos la Homilía del día.

Santa María, esperanza nuestra, ten piedad de nosotros.
1. Hermanos y hermanas en Cristo: la Virgen María nos convoca y nos llama para estar con su Hijo Jesucristo, para escuchar su Palabra, para manifestarle con gozo que queremos seguirle y para caminar con Él en el camino de la vida. Con alegría y esperanza vengo a celebrar con ustedes la fe en Jesús muerto y resucitado en este segundo día del novenario de preparación para la solemne fiesta de Nuestra Señora de la Asunción patrona de nuestro querido Paraguay. Presento los afectuosos saludos de los fieles de mi diócesis de San Juan Bautista de las misiones que comprenden los departamentos de Misiones y Ñeembucu. Inmensa gratitud a Su Eminencia Cardenal Adalberto Martínez Flores por la fraterna invitación a ser partícipe de este tiempo de gracia, de bendición, de encuentro y de esperanza que es el novenario.
2. Estamos viviendo el segundo año del laicado con el lema al instante se pusieron en camino para anunciar a Cristo y próximo a la celebración del Sínodo sobre sinodalidad con el lema comunión, participación y misión. En este contexto hoy me corresponde compartir con ustedes el tema: Laicos, promotores de la dignidad humana. La palabra que nos regala la liturgia de la Palabra hace referencia a la persona y a su dignidad.
3. En el primer libro de la Biblia, Génesis, se identifica al Dios Salvador de Israel con el Dios creador del mundo, de la naturaleza y de la humanidad. Este primer libro ofrece respuestas vitales y creyentes a las grandes preguntas de Israel y de la humanidad: ¿Quién es el creador de los hombres y de las cosas? ¿Son buenos todos los seres? ¿Cuál es el origen y el sentido de la maldad, la enfermedad y la muerte? ¿Cuál es el destino que el Creador desea para el hombre? Temas como la relación hombre-tierra, el ‘nombre’ y la bendición/maldición a causa de la maldad del hombre, se convierten en los grandes hilos conductores de reflexión…
4. En el texto que hemos escuchado la creación del hombre marca el punto culminante del relato; va precedida de un plural (Gn 1, 28: hagamos) que cumple la función de llamar la atención respecto de la obra maestra que Dios se dispone a hacer: crear al hombre, co-dominador de toda la creación divina. Luego la triple mención del verbo baralcrear, la semejanza del hombre con Dios y la diferenciación sexual (Gn 1,27) realizan aún más su condición de obra maestra y lo facultan para la tarea encomendada por Dios: el dominio sobre el resto de los seres vivos (Gn 1,28), que ejercita en representación de Dios. La evaluación final de la obra creadora en superlativo (Gn 1,31) resume los juicios parciales anteriores y coloca toda la creación bajo una luz rotundamente positiva: la bendición y la bondad. El redactor subraya el dominio absoluto de Dios y su palabra creadora, la bondad de la obra creada y la sublime dignidad del hombre.
5. En el evangelio contemplamos a los fariseos que no quieren aceptar a Jesús y buscan motivos para acusarlo. El signo realizado proclama que el hombre tiene un valor absoluto y está encima de cualquier precepto humano o pretendidamente divino. Lo hecho por Jesús cumple la profecía de Oseas: quiero amor y no sacrificios (Os 6 6, citado en Mt 12,7).
6. Hermanos y hermanas: Tengamos en cuenta que la dignidad de la PH tiene su fuente y su origen en Dios mismo. Dios nos regala una vida digna, somos su imagen y semejanza. Esta dignidad es inviolable, objetiva y universal que debe ser reconocida y respetada por todos. Esta dignidad es anterior a las instituciones. Todos los hombres, sin ninguna excepción, están llamados a tutelar, defender y promover a la persona y su dignidad. De esta dignidad se desprenden los derechos a la vida, a honrar a Dios, al trabajo, a la salud, al techo, a la seguridad. Los fieles cristianos, laicos en especial, están llamados a promoverla porque la dignidad de la PH comienza en el momento de la concepción y se prolonga al momento del nacimiento y durante toda la vida. Esta dignidad es querida y bendecida por Dios como encontramos en el libro del Génesis y en los Evangelios. Hoy contemplamos a Jesús que ante el no funcionamiento de la institución sabática se acerca en la sinagoga al herido y le dice «Extiende tu mano». Él la extendió, y la mano enferma quedó tan sana como la otra. Aquí vemos a Jesús que devuelve su dignidad a este enfermo porque valora la persona, su vida y le interesa su pleno desarrollo.
7. Actualmente la Iglesia pueblo de Dios que camina con esperanza tiene la misión de dignificar la familia, de promover la justicia, la solidaridad y la paz a favor del hombre herido en su dignidad a causa del pecado personal, social y estructural. Los laicos están llamados a ser luz del mundo, sal de la tierra y fermento de transformación del mundo. De ahí la importancia de la Pastoral Social, del indígena, migración, del niño, de la prevención de adicciones y tener en cuenta que además de estas áreas pastorales, en el día a día y en todos los lugares, en todos los ámbitos los laicos deben de promover a la persona humana practicando la acogida, la escucha, el diálogo, la justicia y el derecho.
8. Como sabemos hay muchas dimensiones de la vida en donde urge evangelizar promoviendo la dignidad de la persona humana. En el mundo actual es común una mirada de los seres humanos como objetos, para usar y descartar, que “fomenta una cultura del descarte individualista y agresiva, que transforma el ser humano en un bien de consumo”. En una cosa. Dios “no nos ha creado como objetos, sino como personas amadas y capaces de amar, nos ha creado a su imagen y semejanza”, donando al hombre una dignidad única, invitándolo a vivir en comunión con Dios, en comunión con los hermanos y hermanas, en el respeto de la creación. La creación es una armonía a la cual estamos llamados a vivir: una armonía que es comunión. En cambio, en la relación interindividual, el otro suele ser instrumento o utensilio tanto en la vida privada como en la vida pública (política).
9. Volviendo la mirada a los hombres concretos y yendo a los casos más graves del mundo contemporáneo, a nadie escapa que es indigna la vida del hombre en villas o asentamientos precarios carentes de un pedazo de tierra, sin una vivienda y sin trabajo. O con un trabajo esporádico o viviendo de los pocos subsidios del Estado. Y las magnitudes son inmensas: en el mundo no se respeta, según la Unicef, la dignidad de los niños y niñas obligados a trabajar, 151,6 millones son víctimas del trabajo infantil y casi la mitad ejercen alguna de las peores formas: esclavitud, trata, trabajo forzoso o reclutamiento para conflictos armados. Aquí señalo también la triste realidad de las penitenciarias.
10. No se respeta la dignidad del hombre y de la mujer sometidos a otras formas inhumanas de esclavitud, como cuando los que trabajan lo hacen en condiciones insalubres que provocan enfermedades y muertes anticipadas. En Latinoamérica hay violencia, injusticias, pobreza extrema y en medio de esa realidad la Iglesia testimonia el Evangelio y se pronuncia de diferentes formas. En estos últimos años podemos referirnos al encuentro de Aparecida del 2007 o a la encíclica Laudato si’ de Francisco del 2014, el Sínodo de la Amazonia de 2019 y Fratelli Tutti 2020. A nosotros nos corresponde recepcionar tan importantes documentos sociales y aplicarlos pastoralmente.
11. Comparto con ustedes el contenido de algunos números de Fratelli Tutti“. ¿Qué es la ley sin la convicción, alcanzada a través de un largo camino de reflexión y sabiduría, de que todo ser humano es sagrado e inviolable? Para que una sociedad tenga futuro, debe haber desarrollado un respeto sincero por la verdad de la dignidad humana, a la que nos sometemos.” n 207
12. Aceptar que existen unos valores permanentes, aunque no siempre es fácil reconocerlos, da solidez y estabilidad a una ética social. Incluso cuando los hemos reconocido y asumido gracias al diálogo y al consenso, vemos que estos valores básicos van más allá de cualquier consenso, los reconocemos como valores que trascienden nuestros contextos y nunca negociables.” n 211
13. “Si la dignidad de los demás debe ser respetada en toda situación es porque no inventamos ni suponemos esa dignidad, sino porque en realidad hay en ellos un valor superior a las cosas y circunstancias materiales, lo que obliga a ser tratados de otra manera. Que todo ser humano posee una dignidad inalienable es una verdad que corresponde a la naturaleza humana más allá de cualquier cambio cultural. Por tanto, el ser humano posee la misma dignidad inviolable en cualquier época histórica y nadie puede sentirse autorizado por las circunstancias a negar esta convicción o no actuar en consecuencia.” n 213
14. “Para los agnósticos, este fundamento puede parecer suficiente para dar una validez universal firme y estable a principios éticos básicos e innegociables, a fin de poder prevenir nuevas catástrofes. Para los creyentes, la naturaleza humana, la fuente de los principios éticos, fue creada por Dios, quien finalmente da una base sólida a esos principios.” n 214.
15. “La vida es el arte del encuentro, aunque haya muchos choques en la vida”. A menudo he invitado al desarrollo de una cultura del encuentro-escribe el Papa Francisco- , que va más allá de la dialéctica que enfrenta a unos con otros. Es un estilo de vida que tiende a formar ese poliedro que tiene muchas caras, muchos lados, pero todos conforman una unidad rica en matices, porque “el todo es superior a la parte”. El poliedro representa una sociedad en la que las diferencias conviven integrándose, enriqueciéndose e iluminándose entre sí, aunque esto implica discusiones y desconfianza. De hecho, puedes aprender algo de todos, nadie es inútil, nadie es superfluo”. n 215.
16. Hermanos y hermanas: apreciados laicos. Es la hora de ustedes, ánimo, adelante involúcrense en la tarea de la evangelización…pido a Jesús que tanto ama la vida, más aún Él mismo es la Vida “que nos de ojos atentos a los hermanos y a las hermanas, especialmente a aquellos que sufren”, reconociendo “el carácter inalienable de la dignidad humana de cada persona, cualquiera sea su raza, lengua, o condición” (Constitución Pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II). Juntos con compasión y empatía promovamos la cultura del cuidado, del encuentro y del buen trato donde todos nos sintamos acogidos a compartir el banquete -ko yvy apé ári- que contiene diariamente el puchero caliente en el hogar, el trabajo bien remunerado a todos los hijos de esta nación, un pedazo de tierra y vivienda a cada familia…con la esperanza de que como pueblo que camina juntos llegue un día a la Iglesia celestial -amo yvágape- por intercesión de la Santísima Virgen de la Asunción, San Roque González de Santa Cruz y la Beata María de Jesús Sacramentado.
Santa María, esperanza nuestra, ten piedad de nosotros.

Via Arzobispado de Asunción