La Iglesia católica recuerda a San Ramón Nonato, un cardenal miembro de la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced del que no hay mucha documentación sobre su biografía. De hecho, durante el Papado de Benedicto XIV en el siglo XVIII, se propuso eliminar la fiesta en honor al santo del calendario general. Sin embargo, y pese a compartir nombre, los Ramones celebran el día de su santo el 6 de noviembre, con la conmemoración en honor al Beato Ramón Elrín Mayo.

Según el sacerdote y biógrafo, Alban Butler, San Ramón nació cerca de Barcelona, en el seno de una familia noble. Su apodo Nonato haría referencia al hecho de que muriera su madre durante el parto, sin poder ver al niño. Tiempo después de ingresar en la Orden de los Mercedarios, sucedió al fundador, San Pedro Nolasco, en su trabajo como «redentor o rescatador de cautivos», liderando misiones de rescate humanitario de esclavos.

Esta tarea le ocasionó algunos problemas, ya que no todos veían con buenos ojos la labor de San Ramón Nonato. El gobernador de la época le torturó durante ocho meses, azotándole y perforándole los labios con un hierro candente para cerrarle la boca con un candado, del que sólo él mismo guardaba la llave. Una vez puesto en libertad gracias a la ayuda de San Pedro Nolasco, dejó atrás las misiones de rescate en África y volvió a España.

 

Conocido como el patrono de las parturientas y las parteras, murió mientras estaba de viaje para atender la llamada del Vaticano en Roma.