Por Cielo Medina 

El Mons. Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, mencionó que la misión que tienen es difundir la palabra de Dios. «Ayer, al celebrar el Domingo de Ramos, conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén y rodeado de tanta gente, niños que cantaban con algarabía».

«En medio de este gozo y alegría resultaba bastante incómodo y sobre todo un escándalo para aquellas autoridades que se consideraban así mismos, justos ante la ley y resultaba una alegría insoportable».

Distinguió dos gritos, por un lado, el de las autoridades maliciosas que gritan ‘Crucifícalo’ y no les tiembla la voz; por otra parte, el grito de la esperanza, gritando el amor, ‘bendito los que vienen en nombre del Señor’. «Hace 2000 años y todavía se siguen practicando estas trampas».

Hace falta que las autoridades salgan a caminar y digan a quienes les confiaron su voto, «que puedo yo hacer por ustedes». En materia de justicia, salud, la educación, de todo.

Afirmó que todas las comunidades de Paraguay tienen la obligación de celebrar estos acontecimientos, «especialmente esta semana, la que es la más importante para el pueblo cristiano, que es la Semana Santa».

Añadió que no todos podrán asistir a Caacupé y agradeció a los comunicadores por difundir el mensaje a través de los medios de comunicación, alcanzando a tantos lugares y transmitiendo ánimo y espíritu para que todos los paraguayos carentes de lo necesario, para seguir trabajando.

Mons. Ricardo Valenzuela