Evangelio de hoy

VIERNES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA

La Exaltación de la Santa Cruz (Kurusu ára)

Evangelio según San Juan 3, 13-17

“Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo Único”

Jesús dijo: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que crean en él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo Único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”. Palabra del Señor.

Meditación

Hablando sobre la Cruz, San Pablo decía: “La palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los redimidos es poder de Dios”.

Esto que decía San Pablo parecería que lo está diciendo precisamente para la gente de nuestra generación, pues la verdad es que hay muy poco amor a la cruz aún entre los mismos cristianos. Nos gusta el Cristo resucitado y eso hace que con frecuencia nos olvidemos del Cristo sufriente. Hoy, son pocas las personas que se siente orgullosas de llevar una cruz al pecho, no como un adorno sino como el signo que nos identifica con nuestro Maestro.

Es por ello que hay pocos que se sienten honrados por una enfermedad, o por un momento de humillación, ya que muchos no saben reconocer en sus padecimientos una muestra del amor y del poder de Dios manifestado en sus vidas, juzgándolo como algo despreciable y cuyo origen no puede ser Dios. La fiesta de hoy nos recuerda que, para nosotros los cristianos, la cruz nos identifica con el Mesías, y portarla en nuestro pecho nos recuerda el camino que tendremos que seguir para estar con Él en el cielo.

 

Gentiliza del Arzobispado de Asunción