San Gaudencio de Brescia, Obispo (siglos IV-V)

Gaudencio, octavo obispo de Brescia, fue, junto con san Ambrosio –de quien fue amigo y consejero-, uno de los grandes protagonistas del período comprendido entre los siglos IV y V.

En esta época, en el 402, los visigodos de Alarico invadieron Italia y Honorio transfirió la sede Imperial de Milán a Rávena.

Excelente orador y autor de escritos, que hacen de él un maestro de vida cristiana, Gaudencio, del latín gaudeo, que significa “alegrarse”, es recordado también por sus 25 tratados, marcados por una espiritualidad fuertemente cristológica.

Estos, a partir de los años inmediatamente sucesivos a su muerte, serán adoptados por muchísimos predicadores.

“Tienes un empeño tan vivo –le escribía Rufino de Aquileia- y tal gentileza de espíritu, que es necesario poner por escrito y publicar todo lo que vas diciendo en el coloquio habitual o en la predicación en la Iglesia.

Gaudencio obedece a esta invitación, anteponiendo en sus escritos un prefacio dirigido a Benévolo, magister memoriae del emperador Valentiniano II y personaje de notable importancia de la comunidad cristiana de Brescia.

Probablemente clérigo de la Iglesia de Brescia; alrededor del 386, emprende un largo viaje a Oriente que, a través de Capadocia, lo lleva hasta Jerusalén. Mientras se halla en Tierra Santa es señalado por el pueblo y por el clero de Brescia como el sucesor del Obispo Filastrio.

Pocas son las noticias que se conocen de él. Se sabe, sin embargo, que habría hecho parte de una infortunada delegación enviada por el Papa Inocencio I a la corte imperial de Oriente. Además, que, entre el 400 y el 402, consagraría en Brescia la basílica denominada Concilum sanctorum (la actual iglesia de san Juan), en la que serían custodiadas las reliquias de los evangelistas Juan y Lucas y de los apóstoles Andrés y Tomás, recibidas probablemente por san Ambrosio.

Allí sería sepultado entre el 410 y el 411, después de haber gobernado la Iglesia de Brescia, como pastor celoso y elocuente orador.

Hoy también se recuerda a los santos Miniato y Crispino de Soissons.

 

Departamento de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica