Los Santos Inocentes, mártires.

Se celebra hoy el onomástico de quien lleva el nombre de Inocencio. Se festeja a los Santos Inocentes, es decir, los niños de Belén y sus alrededores, arrancados de los brazos maternos y mandados a matar por Herodes, con el deseo de acabar con Jesús, el rey Mesías.

La Iglesia los honra como mártires y, para ellos, la liturgia repite las palabras del poeta Prudencio: “Salud, oh flor de los mártires, que en el umbral de la mañana han sido arrebatados por el perseguidor de Jesús, como un torbellino furioso arrancas las rosas apenas abiertas. Ustedes fueron las primeras víctimas, el tierno rebaño inmolado, y sobre el mismo altar han recibido la palma y la corona”.

La masacre de los inocentes fue provocada involuntariamente por los Magos, venidos de Oriente para adorar al Niño nacido en el establo de Belén. Los tres sabios, advertidos en sueños que no volvieran donde Herodes al encontrar al Niño, regresaron a sus países por otro camino.

Herodes, al ver que los Magos se habían burlado de él, se llena de ira y ordena que en Belén y los alrededores sean asesinados todos los niños varones menores de dos años.

Los celos del rey Herodes hacia el niño llamado por los Magos “Rey de los judíos” están en el origen del atroz gesto que históricamente encuentra explicación también en el carácter cruel y en los antecedentes sanguinarios del tetrarca de Judea, Herodes, en efecto, había hecho estrangular a dos de sus hijos y había condenado a muerte a un tercero.

No se conoce el número de los niños menores de dos años asesinados en aquella ocasión. Se habla de miles, pero, probablemente fueron algunas decenas.

El trágico hecho de sangres, uno de los más conmovedores, es narrado solamente por el evangelista Mateo, quien se dirige principalmente a los lectores provenientes del judaísmo con la intención de demostrar que en Jesús se cumplen las antiguas profecías, incluida la de Jeremías: “Una voz se oye en Ramá, lamento y amargo llanto: Raquel llora a sus hijos, rechaza el consuelo, porque ya no están”.

Los niños inocentes de Belén son víctimas del sanguinario Herodes, partícipes de la redención en sus primicias. Son la pequeña guardia del ejército de mártires que en los siglos testimoniarán con su sangre su pertenencia a Cristo.

 

Departamento de Pastoral de Radio Cáritas Universidad Católica