En el marco del inicio del 44º período de sesiones Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Papa León XIV, dirigió un firme discurso a los participantes y denunció que el hambre en el mundo es utilizada como táctica de control y guerra. “Matar de hambre a la población es una forma muy barata de hacer la guerra”, afirmó y señaló que hoy se queman tierras, se roban ganados y se bloquea la ayuda humanitaria como estrategias deliberadas para someter a pueblos enteros.

El Santo Padre alertó que, a pesar de los avances tecnológicos y de los compromisos asumidos, “la seguridad alimentaria mundial no deja de deteriorarse”, haciendo cada vez más improbable el objetivo de “Hambre cero” de la Agenda 2030. “Aunque la tierra es capaz de producir alimentos suficientes para todos los seres humanos… tantos pobres del mundo siguen careciendo del pan nuestro de cada día”.

En un punto de su discurso denunció la corrupción de las élites y el cinismo de los discursos oficiales, que conviven con la desnutrición de millones de personas, por tanto pidió que se apliquen sanciones consensuadas. “Mientras los civiles enflaquecen por la miseria, las cúpulas políticas engordan con la corrupción y la impunidad. Por eso es hora de que el mundo adopte límites claros, reconocibles y consensuados para sancionar estos atropellos y perseguir a los causantes y ejecutores de los mismos”.

El Papa exigió una respuesta inmediata y concreta: “Es perentorio pasar de las palabras a los hechos… dando así por zanjada la época de los eslóganes y las promesas embaucadoras”. Y advirtió que si no se actúa ahora, “tarde o temprano tendremos que dar explicaciones a las futuras generaciones”.

La denuncia también incluyó a quienes priorizan el gasto militar sobre la erradicación del hambre: “Se desvían recursos financieros y tecnologías innovadoras en aras de la erradicación de la pobreza y el hambre en el mundo para dedicarlos a la fabricación y el comercio de armas. De este modo, se fomentan ideologías cuestionables al tiempo que se registra el enfriamiento de las relaciones humanas, lo cual envilece la comunión y ahuyenta la fraternidad y la amistad social”.