“No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”

Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”. Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. Uno de ellos –el discípulo al que Jesús amaba– estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: “Pregúntale a quién se refiere”. Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: “Señor, ¿quién es?”. Jesús le respondió: “Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato”. Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: “Realiza pronto lo que tienes que hacer”. Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: “Compra lo que hace falta para la fiesta”, o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche. Después que Judas salió, Jesús dijo: “Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden venir’”. Simón Pedro le dijo: “Señor, ¿a dónde vas?”. Jesús le respondió: “Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás”. Pedro le preguntó: “¿Señor, por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. Jesús le respondió: “¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”. Palabra del Señor.

Meditación

El martes santo es considerado, como el día de la controversia, camino que va trazando la Semana Santa. Señor experimenta el amor traicionado, ya que Judas rechazó definitivamente el amor del Jesús. En la traición de uno de sus Apóstoles hace patente lo que ha dicho él, “la hora de las tinieblas”(Lc 22,53), aunque ni el plan traidor de Judas ni el abandono de sus discípulos ha podido influir en el designio salvador del Padre aceptado por Jesús.

Es la semana de preparación para intensificar y profundizar para vivir el Triduo Pascual. Vivir y meditar con fe humilde y reverente el misterio de Cristo, es decir, la manera con que Dios respondió a nuestra miseria y pecado. Jamás hubo ni habrá inocente como Jesús, que fue traicionado, vendido como esclavo, muerto en Cruz por los pecadores.

-Concédenos Señor, comprender y corresponderte a tu gran amor.

-Muéstranos Señor tu misericordia y danos tu salvación.

Gentileza de el Arzobispado de Asunción