El término “generación de cristal” se popularizó para definir, con tono crítico, a los jóvenes nacidos entre finales de los 90 y la primera década de los 2000. Una de sus principales características es una alta sensibilidad y poca tolerancia a la frustración.

Para la Lic. Liz Aguiar, psicóloga, son jóvenes que están hiperconectados y con mayor conciencia sobre los problemas de salud mental, lo que los vuelve más empáticos, pero, al mismo tiempo, los hace parecer frágiles y sensibles.

La profesional indicó que los padres deben ayudar a sus hijos, permitiendo que se enfrenten a las dificultades sin intervenir de inmediato, para que aprendan a cometer errores, vivir el proceso y manejar los problemas. También es necesario promover el valor del esfuerzo y la disciplina para lograr los objetivos.