La cobardía siempre será causa de injusticias. De la misma manera que Jesús es condenado por cobardía, así fue la suerte para san Juan. Y esta es la suerte que corren muchos de nuestros hermanos a manos de personas “buenas” pero cobardes.

Hombres y mujeres que saben que lo que harán es una injusticia, pero ante el temor de perder su “buena fama”, su posición, su trabajo, son capaces de cometer las peores atrocidades. Nosotros no estamos exentos de experimentar esta cobardía, pues nuestra naturaleza es débil y ante una situación extrema, podríamos correr el riesgo de traicionar a Jesús y su evangelio. De ahí la importancia de la oración y de la vida de intimidad con Jesús.

Ya lo decía el Maestro: “Velen y oren para que no caigan en la tentación”. Cuando se presenta ante nosotros una situación de injusticia no hay lugar para la cobardía. El amor a Cristo nos apremia y habrá llegado el momento de mostrarnos verdaderamente como cristianos. ¿Estás preparado?