Un semana después de la toma del poder de Kais Saied en Túnez, la detención de varios diputados críticos con el presidente o que todavía no haya nombrado un primer ministro hacen temer a muchos observadores una deriva autoritaria. Saied se arrogó plenos poderes el 25 de julio y suspendió el Parlamento, para “salvar” a este pequeño país del Maghreb, que llevaba meses con un paralizante bloqueo político y está siendo golpeado con una nueva ola de covid-19 que está provocando una de las tasas más altas de mortalidad del mundo.
Al instaurar ese régimen de excepción, denunciado por sus adversarios del partido de inspiración islamista Ennahdha como un “golpe de Estado”, Saied levantó la inmunidad parlamentaria a los diputados.
A las polémicas detenciones de los últimos días, se suman la de dos diputados del movimiento islamonacionalista Al-Karama, un partido ultraconservador aliado a Ennahdha, en la madrugada del domingo.
Maher Zid y Mohamed Affes están detenidos en el marco de una “investigación de la justicia militar”, explicó en Facebook el jefe de Al Karama, Seifeddine Makhlouf.
Según este abogado, muy crítico del presidente Saied, los dos diputados están acusados por un altercado registrado en marzo en el aeropuerto de Túnez. Están acusados de haber insultado a agentes de la policía de fronteras que había prohibido el viaje de una mujer.
Contactada por la AFP, la fiscalía no respondió. La justicia militar tampoco publicó ninguna precisión.
Al Karama es uno de los partidos que denuncian un “golpe de Estado”.
(ARCHIVO) En esta foto de archivo tomada el 15 de febrero de 2018, Yassine Ayari (C) asiste a una sesión de la Asamlea de Túnez© AFP/Archivos FETHI BELAID
El viernes, el diputado independiente Yassine Ayari, también de la tesis del “golpe de Estado”, fue detenido en aplicación de una condena a dos meses de cárcel pronunciada a finales de 2018, por haber criticado al ejército, según la justicia militar.
Su prisión ha suscitado la preocupación de ONG como Human Rights Watch y Amnesty International.
“Ajuste de cuentas”
Ante estos arrestos, el partido Harak del expresidente de la República Moncef Marzouki manifestó su “profunda preocupación”. Esta formación, que no está aliada con Ennahdha en la Asamblea, condenó “el ajuste de cuentas político y la represión de las libertades, en oposición a las garantías prometidas por el jefe del Estado.”
Ante la preocupación de ver la cuna de la Primavera Árabe volver al autoritarismo, el presidente Saied dijo el viernes que no tiene edad para convertirse en dictador. Según él, las detenciones solo afectan a personas que están perseguidas por la justicia.
La comunidad internacional está crecientemente preocupada. El sábado, Estados Unidos exhortó a Túnez que retome rápidamente “la vía democrática”.
Una semana después de su decisión, Saied sigue sin nombrar a un primer ministro. En cambio, nombró a un titular de Interior provisional, instaló una célula de crisis para gestionar la epidemia del covid-19, dirigida por un militar y prometió luchar contra la corrupción que corroe al país.
Algunos observadores empiezan a dudar de la línea elegida por Saied para sacar a Túnez del pozo donde se encuentra.
Las recientes detenciones “son un error estratégico” y “no están conformes al discurso del presidente”, dijo a la AFP el politólogo Slaheddine Jourchi.
“Todo el mundo esperaba que empezara por los dosieres peligrosos de la corrupción y por librar una batalla directa contra los partidos conocidos, pero las primeras detenciones afectan a los opositores”, recuerda.
El domingo, la publicación en las redes sociales de una canción a la gloria del presidente por su directora de gabinete también suscitó la preocupación. Algunos internautas tunecinos denunciaron una propaganda que recuerda el régimen del exdictador Zine El Abidine Ben Ali.
Impermeable a las críticas, el presidente Saied, sigue gozando de una alta popularidad tras su elección con más del 70% de los votos en 2019, y el domingo recibió un baño de masas en Túnez.