Larry carga un saco más grande que él lleno de hojalata. Vestido con harapos y botas de goma cubiertas de tierra, el enfermizo niño de ocho años deambula por el vertedero de Mindoubé, en la capital de Gabón, en busca de objetos de cobre y aluminio que pueda vender. Como él, decenas de niños viven y trabajan en Mindoubé bajo un calor agobiante. Un olor pestilente emana de la montaña de inmundicia de decenas de metros, con precarias casas levantadas con chapas y material de recuperación a lo largo del vertedero.
Una pila de objetos electrónicos, como televisores y computadores, son quemados para recuperar el cobre, dejando un humo agrio que impregna el entorno.
Camiones recolectores descargan diariamente unas 800 toneladas de desechos en Mindoubé, el único vertedero de la capital Libreville.
Unas excavadoras mueven la basura entre un alboroto permanente. En el medio del pandemonio, los niños buscan cobre que pueden vender a 2.000 francos CFA el kilo, unos 3 euros (3,6 dólares).
Jóvenes caminan junto a una excavadora utilizada para trabajar en la montaña de basura en el vertedero de Mindoubé en Libreville, el 18 de junio de 2021© AFP Steeve Jordan
“Yo trabajo allí 15 horas diarias”, cuenta Larry, quien tiene varios meses de ir a Mindoubé. “Ya no voy a la escuela, no tengo opción, gano algunos miles de francos por día”, agregó, con la mirada sobre los desechos.
“Niños mueren”
En otro sitio, un niño lanza un tarro de pintura vacío bajo las llantas de un camión para tratar de aplastarlo. El menor, con una camiseta muy grande para su frágil cuerpo, se mantiene a pocos centímetros del paso del vehículo.
“Aléjate, no te acerques tanto”, le grita Grâce Ongo-Mbou, presidenta de la asociación Los Guerreros de lo Social.
“Es por ganar solo unos francos que él pone su vida en peligro”, lamenta ella. Su ONG, nacida de la preocupación por los niños que trabajan en el vertedero, busca ayudar a que vuelvan a la escuela y a las actividades deportivas.
Jóvenes trabajan en el vertedero de basura de Mindoubé en Libreville, el 18 de junio de 2021© AFP Steeve Jordan
“El Estado debe prohibir el trabajo infantil en el vertedero. Aquí puedes encontrar niños de cinco años, hay niños que mueren bajo los camiones, que son mutilados. No soporto ver a los niños que hurgan en los basureros”, agregó.
Gabon, un pequeño país de África Central de dos millones de habitantes, es uno de los mayores productores de petróleo del continente y uno de los más ricos por habitante.
Pero según el Banco Mundial, un tercio de la población vivía bajo la línea de pobreza en 2017 y la situación se agravó por la pandemia del coronavirus, que golpeó fuertemente a la economía.
“Vemos cada vez más niños que vienen a trabajar al vertedero en el último año”, lamentó Roselin Bendome, de los Guerreros de lo Social. “El Estado tiene que hacerse cargo”, sostuvo.
Cicatriz
Enfermedades respiratorias, erupciones cutáneas, los problemas sanitarios abundan entre los niños del vertedero.
“Tengo miedo por mi salud, pero nos forzamos, estamos obligados a ir allí”, dice Ekomi, de 12 años, quien llega al vertedero desde hace dos semanas.
Daniel, de 17 años, anda de torso desnudo, mostrando una enorme cicatriz que atraviesa su pecho.
Niños y jóvenes caminan junto al vertedero de basura Mindoubé en Libreville, el 18 de junio de 2021© AFP Steeve Jordan
“Fui herido con una barra de hierro”, contó el adolescente, quien llega al vertedero a “ganar un poco de dinero y ayudarle a mi familia”. Dice que puede ganar cada día 15.000 francos CFA, unos 23 euros (27,6 dólares).
Daniel vive solo en una habitación de láminas de madera, donde una vieja nevera sirve de armario.
“Es nuestro gana pan, nuestro día a día”, cuenta a su lado Crépin, de 20 años, quien trabaja desde hace cinco años en el vertedero.
Con una camiseta atada en la cabeza para resguardarse del sol, lleva una bolsa llena de cobre. Crépin no tiene otra manera de sobrevivir en un país cuya tasa de desempleo alcanzó 20% en 2020, según el Banco Mundial.