La comunidad francesa de Pakistán oscila entre la incredulidad, el miedo y la exasperación en reacción al pedido de su embajada de abandonar el país por «graves amenazas», y la mayoría prefiere esperar antes de tomar una decisión de ese tipo. En un correo electrónico lacónico de tres líneas, acompañado de la mención “Urgente”, la embajada de Francia en Islamabad recomendó el jueves a sus ciudadanos y a las empresas francesas salir temporalmente de Pakistán, debido a las “amenazas graves” que pesan sobre los intereses franceses, sin más precisiones sobre la naturaleza del riesgo.
La consigna conmocionó a la pequeña comunidad francesa, compuesta por algunos centenares de personas.
Jean Michel Quarantotti es, desde hace tres años, profesor de francés en la escuela estadounidense de Islamabad. Fue un alumno quien le informó sobre el mensaje. La sorpresa y la inquietud fueron tales que no pudo terminar su curso.
“Al principio, no les oculto que fue un poco una sensación de pánico. Nos preguntábamos en qué mundo vivimos”, confiesa a la AFP. “No es mi primer país extranjero, he recorrido un largo camino antes de llegar a Pakistán, así que me sorprendió mucho. No esperaba nada de esto”, comenta.
Su primera reacción fue: “Empaco y me voy”. Pero después de hablar con sus colegas, la razón volvió a tomar el control sobre la emoción.
Una grúa coloca un contenedor en la calle que lleva a la embajada de Francia para bloquear el paso, en Islamabad, el 15 de abril de 2021© AFP/Archivos Aamir Qureshi
“Los paquistaníes que me rodean me aconsejaron quedarme”, añade. “Me dijeron que me protegerían. Fue muy conmovedor ver cómo ha habido una especie de solidaridad a mi alrededor, de personas que me han dicho: Estamos aquí por ti, no te preocupes, te defenderemos ”, destaca.
El anuncio de la embajada se produjo después de varios días de violentas manifestaciones orquestadas por un partido islamista radical, el Tehreek e Lubaik Pakistan (TLP), tras la detención el lunes en Lahore (este) de su líder, Saad Rizvi, por convocar a una marcha para exigir la expulsión del embajador francés.
Consigna: la vigilancia
El TLP ha estado detrás de varias reuniones anti-francesas desde el otoño boreal pasado, después de que el presidente Emmanuel Macron defendiera el derecho a la caricatura en nombre de la libertad de expresión, durante el homenaje a un maestro asesinado el 16 de octubre después de mostrar dibujos satíricos a su clase, tras la publicación otra vez de representaciones del profeta Mahoma por el semanario Charlie Hebdo.
Seguidores del partido islamista radical, el Tehreek e Lubaik Pakistan, en Lahore tras la detención de su líder, el 16 de abril de 2021© AFP Arif Ali
Muchos de los franceses contactados por la AFP se preguntaron sobre la pertinencia del mensaje de la embajada, cuando el gobierno paquistaní acababa de anunciar la prohibición del TLP y parece controlar la situación, después de haber reprimido duramente las manifestaciones.
Julien -un nombre falso porque no desea revelar su identidad- eligió quedarse. “Es una recomendación, así que no me voy”, explica. Rechazó la propuesta de su empleador de regresar a Europa o de poner guardias armados frente a su casa en Pakistán.
“De todos modos, desde octubre-noviembre no son más que altibajos. Esperamos que se calme”, añade este habitante de Islamabad.
“La consigna es vigilancia”, estima por su parte Laurent Cinot, un consultor para el Banco Mundial que llegó hace menos de dos meses a la capital, y subrayó que los franceses no están amenazados por los paqistaníes, sino solamente por el TLP.
Otro francés que vive en Lahore, que no está autorizado a dar su nombre ni el de su empresa francesa por razones de seguridad, pasó casi diez años en Pakistán en dos estancias.
“Hace mucho que estoy aquí, así que no me asusté”, comenta. Pero finalmente es el único que se va, con su familia, a pedido de su empresa.