Él mismo había tildado este proyecto de «locura». El presidente turco Recep Tayyip Erdogan está dispuesto a construir un canal gigantesco paralelo al estrecho del Bósforo en Estambul, una iniciativa criticada por la oposición, los defensores del medioambiente y hasta Rusia. Sus detractores acusan a Erdogan, que reina con mano firme en Turquía desde 2003, de aferrarse a un proyecto que llevará a su país a una catástrofe ecológica y a un endeudamiento tan gigantesco como inútil.
La construcción de una infraestructura de este calibre, bautizada “Canal Estambul”, supondrá asimismo una alteración geopolítica, pues Rusia teme que permita a los países de la OTAN desplegar más fácilmente sus navíos de guerra en el Mar Negro, su patio trasero histórico.
Pero Erdogan, a quien sus partidarios alaban por haber construido numerosas infraestructuras desde su llegada al poder, ignora las críticas: “Les guste o no, vamos a empezar a construir este canal”, declaró en abril.
Navíos anclados esperan en el Mar de Mármara antes de atravesar el Estrecho del Bósforo en ruta hacia el Mar Negro, en Turquía,el 23 de abril de 2021© AFP/Archivos Ozan Kose
Si el dirigente turco defiende su canal con tanto entusiasmo es porque lo considera como la “joya de la corona” de sus “proyectos locos” de infraestructura, estima Anthony Skinner, del gabinete de consultores Verisk Maplecroft.
La construcción del canal “representa el punto culminante” de su carrera política y lo convertiría en el “presidente que remodeló Estambul, el corazón palpitante de Turquía”, agrega.
“Una razón: el dinero”
Pero el sueño de Erdogán no es barato.
Un estudio realizado en 2019 estimaba que el coste de este canal de 45 km de longitud es de 75.000 millones de libras turcas (unos 13.000 millones de dólares al cambio de la época).
En el papel, esta vía de agua artificial quedaría el oeste de Estambul y uniría el norte y el sur, el Mar Negro y el Mar de Mármara.
El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, uno de los opositores más abiertos a Erdogan, el 20 de abril de 2021 durante una rueda de prensa© AFP/Archivos Ozan Kose
Pero la financiación de este proyecto, cuya construcción debe iniciarse oficialmente en junio, está en el aire.
Uno de los principales detractores de este canal es el alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, uno de los opositores más abiertos a Erdogan.
Durante un encuentro con la prensa extranjera a mediados de abril, Imamoglu aseguró que los terrenos que bordean el futuro canal habían sido cedidos a apoyos de Erdogan en el sector de la construcción y del inmobiliario.
“Se trata de un proyecto de construcción e inmobiliario”, declaró Imamoglu. “La principal razón que motiva a Erdogan es el dinero, el dinero y siempre el dinero”.
Apaciguar a Washington
En el extranjero, las críticas proceden principalmente de Moscú, cuyas autoridades temen que el acceso al Mar Negro, un espacio considerado estratégico sobre todo tras la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, facilite el tránsito de los navíos de sus adversarios de la OTAN.
Según la Convención de Montreux, que rige la navegación en el Estrecho del Bósforo, única vía de acceso natural al Mar del Negro, los países no ribereños deben avisar con antelación el paso de sus buques que solo pueden permanecer un tiempo muy limitado.
Navíos anclados esperan en el Mar de Mármara antes de navegar por el Estrecho del Bósforo en ruta hacia el Mar Negro, en Estambul, Turquía, el 21 de abril de 2021© AFP/Archivos Ozan Kose
A principios de abril, un grupo de almirantes turcos hostiles a la OTAN fue objeto de las críticas de Erdogan al pedir que se aplicara la Convención de Montreaux al futuro canal.
“El Canal de Estambul, que no tiene nada que ver con la Convención de Montreux, aportará más prosperidad y paz a Turquía”, dice el presidente turco.
Para Atilla Yesilada, economista del centro de reflexión GlobalSource Partners, Erdogan podría ver en el canal una forma para apaciguar a Washington, tras años de tensiones costosas para Ankara.
“Es posible que Erdogan contemple cambiar un libre paso de los navíos de la OTAN en el Mar Negro contra (la suspensión de) sanciones” impuestas por Washington a Ankara para la compra de misiles rusos, dice Yesilada a la AFP.
¿Hacer pagar a los buques?
Tener el canal fuera de la Convención de Montreux podría permitir también a Turquía hacer pagar a los navíos comerciales por un paso acelerado, ya que estos últimos suelen estar obligados a esperar varias semanas a la entrada del Bósforo debido a los atascos.
Un buque de carga atraviesa el estrecho del Bósforo el 23 de abril de 2021 en Estambul, en ruta hacia el Mar Negro© AFP/Archivos Ozan Kose
Turquía podría incluso “recurrir a tácticas para alargar los plazos (en el Bósforo) como los controles, para redirigir los navíos hacia el canal”, dice Yesilada.
Pero Yesilada y Skinner creen que utilizar el canal como moneda de negociación podría generar tensiones con Rusia.
El presidente ruso Vladimir Putin “subrayó la importancia” de preservar la Convención de Montreux en un encuentro con Erdogan en abril, según el Kremlin.
“Al final, no veo qué podría ganar Turquía, además de problemas”, aduce Yesilada.
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