Francisco se mostró dispuesto a aceptar la invitación del episcopado canadiense, que está inmerso en un proceso de reconciliación con los nativos. Las fechas de la visita se harán oficiales en breve.
Alessandro De Carolis – Ciudad del Vaticano
Fue durante un Ángelus del pasado mes de junio, concretamente el día 6, cuando Francisco compartió con la multitud su consternación por la dramática y cruda noticia publicada en Canadá unas semanas antes. Un colegio católico, el Colegio Residencial Indio de Kamloops, se convirtió repentinamente en un epicentro del horror cuando salió a la luz una fosa común con más de 200 restos humanos de nativos canadienses en sus inmediaciones, revelando una historia de crueldad reiterada.
Un descubrimiento que hizo que el episcopado de Canadá hiciera un «mea culpa» inmediato y activara una serie de proyectos de apoyo a las comunidades indígenas, en un proceso de reconciliación cuya cúspide representa ahora la disposición del Papa a visitar Canadá, «en una fecha que se fijará más adelante» -según especificó un comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano publicado a última hora de la mañana, que informó de la invitación dirigida a Francisco por los prelados del país.
Didáctica violenta
Detrás de este macabro descubrimiento hay una historia de abusos, de diversos actos de violencia perpetrados contra miles de niños-unos 4.000- de los aproximadamente 150.000 estudiantes indígenas que asistieron a la escuela desde finales del siglo XIX hasta finales de la década de 1960 (se cerró por completo en 1978).
Los niños fueron separados de sus familias para ser incluidos en un programa de asimilación cultural, que incluía la prohibición «didáctica» de hablar la lengua de origen, así como formas ocultas y peores de maltrato. En 2015, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá, tras siete años de investigación, elaboró un informe en el que se detallaban los malos tratos y las penurias, incluida la desnutrición, que sufrían los indígenas bajo las políticas del gobierno federal.