Conseguir que la COP26 sea un éxito «desde luego no será fácil», afirma la mexicana Patricia Espinosa, responsable de clima de la ONU, pero es una «necesidad absoluta» poder salir de esa cumbre con un «mensaje de esperanza». A poco más de un mes del inicio de esta crucial conferencia sobre el clima en Glasgow, Espinosa insiste en que la COP26 “debe ser un éxito”.
Pero frente a la magnitud de la tarea, no oculta las dificultades en el camino.
“Como no hemos podido reunirnos en persona hasta ahora, básicamente aún no hemos empezado a negociar los documentos” que se adoptarán al final de las dos semanas de conversaciones en Escocia, explicó en una entrevista con la AFP.
Hubo reuniones, intercambios y también una sesión de debate intermedia en junio, que fue totalmente virtual e informal, “pero las negociaciones sobre lo que hay que acordar específicamente en Glasgow no han comenzado formalmente”.
De ahí la importancia de la reunión preparatoria de unos 50 ministros, durante tres días esta semana en Milán, que darán “pautas” y permitirán “acelerar el proceso” antes de la conferencia de noviembre, que promete ser “extremadamente intensa” con “solo dos semanas para una agenda enorme”, según Espinosa.
La lista de temas es conocida, desde aumentar las ambiciones de reducción de los gases de efecto invernadero hasta incrementar la ayuda financiera a los países más vulnerables y mejorar la adaptación a los impactos, pasando por finalizar la aplicación del Acuerdo de París, en particular el funcionamiento de los mercados de carbono.
“Más optimista”
“La complejidad de los resultados de la COP26 es que no se trata de una, dos o tres decisiones, es un paquete”, subraya Espinosa.
“La dificultad es que muchos de ellos están interconectados”, añade, señalando que si uno se resuelve, podría ayudar a los demás.
En particular, si los países desarrollados pueden “dar una buena perspectiva” a su compromiso de alcanzar los 100.000 millones de dólares anuales de ayuda climática a los países en desarrollo a partir de 2020, “eso podría ser muy útil, generaría confianza y nos permitiría avanzar en otras cuestiones”, dijo la responsable de clima de la ONU.
Según el balance de la OCDE publicado en septiembre, estas ayudas ascendieron a 79.600 millones de dólares en 2019.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció la semana pasada que “duplicaría” la ayuda estadounidense hasta alcanzar unos 11.000 millones de dólares al año.
Gracias a esta promesa y a otras, especialmente la de China de no construir más centrales eléctricas de carbón en el extranjero, “soy más optimista”, dice Espinosa, esperando un nuevo “impulso” para la COP26.
“Desde luego, no será fácil. Nunca es fácil con los procesos de la COP”, admite.
“Pero creo que en este momento concreto es absolutamente necesario salir de la conferencia con un mensaje de esperanza, un mensaje de claridad sobre hacia dónde vamos y cómo vamos a avanzar”, asegura.
“Tenemos muchas herramientas para hacer las transformaciones” necesarias para reducir las emisiones, pero “no tenemos mucho tiempo, es una carrera contrarreloj”, insiste la mexicana.
Según la ONU, para limitar el calentamiento a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales –el objetivo ideal del Acuerdo de París– habría que reducir las emisiones una media del 7,6% anual entre 2020 y 2030.
“Hay que tomar decisiones ahora, por eso la conferencia de Glasgow es tan importante. Esta década es decisiva”, advierte.