Egipto y Turquía, cuyas relaciones han sido particularmente frías durante la última década, en un contexto de grandes tensiones geopolíticas en el Mediterráneo oriental, han iniciado un acercamiento diplomático que prevé ser lento dado que para los expertos la desconfianza entre ambos aún persiste. Tras gestos de apertura durante los últimos meses, una delegación del ministerio de Relaciones Exteriores turco inició “conversaciones políticas”, miércoles y jueves, con funcionarios egipcios en El Cairo, según un comunicado oficial del anfitrión.
Esta situación lleva un tiempo: las relaciones se deterioraron drásticamente en 2013 con el derrocamiento del primer presidente egipcio elegido democráticamente, Mohamed Mursi, de la cofradía de los Hermanos Musulmanes, apoyada por Turquía.
Pero, ambos aliados de Estados Unidos sufren una presión en aumento por parte de Washington tras la partida de Donald Trump, e intentan apaciguar las tensiones con sus vecinos, en una región que últimamente ha sido escenario de intensas luchas por la influencia entre las potencias vecinas.
Ankara anunció a mediados de marzo haber establecido sus primeros “contactos diplomáticos” con El Cairo desde 2013, añadiendo que una delegación turca se desplazaría a Egipto a comienzos de mayo para tratar la “normalización”.
Pero el jefe de la diplomacia egipcia, Sameh Shukri, respondió que “las palabras no son suficientes” para restablecer relaciones plenas.
Las conversaciones en El Cairo “deberían tratar sobre las medidas necesarias para normalizar las relaciones a nivel bilateral y regional”, indicó el martes un comunicado oficial egipcio.
“Hay una enorme desconfianza, atizada por ocho años de manifiesta hostilidad”, indicó Nael Shama, autor de una obra sobre política exterior egipcia.
“Traidores”
Tras los levantamientos de 2011, Estambul se convirtió en “la capital” de los medios de comunicación árabes críticos con sus gobiernos, incluidos los egipcios cercanos a los Hermanos Musulmanes, proscritos por El Cairo en 2013.
Pero, el mes pasado, los medios opositores egipcios basados en Estambul fueron instados por las autoridades turcas a “moderar” el tono respecto al presidente Abdel Fatah al Sisi.
Moataz Matar y Mohamed Naser, cuyos programas eran vistos por millones de personas, de golpe dejaron de emitirlos.
Condenados a 10 años de prisión por contumacia, figuran en la lista de “terroristas” de El Cairo y son calificados como “traidores” por los medios egipcios.
Que Turquía haya “pedido a la oposición egipcia cesar su campaña (mediática) contra el régimen es apreciable para Egipto”, según Ibrahim Awad, profesor de la universidad Americana de El Cairo (AUC).
Y, si la normalización prosigue sin obstáculos, podría “reforzar la posición de Egipto (…) en Oriente Medio”, añadió.
Beneficioso
Amr Adib, portavoz del gobierno de Sisi, optó por la cautela sobre estas conversaciones.
“Mire cómo las cosas han cambiado (…) Si llegamos a un acuerdo en las discusiones, tanto mejor, en caso contrario también es bueno”, declaró.
La ministra de Asuntos Exteriores de Libia, Najla al-Mangoush y su homólogo turco Mevlut Cavusoglu durante una rueda de prensa en Trípoli, el 3 de mayo de 2021© AFP/Archivos Mahmud Turkia
El dosier principal es Libia, país desgarrado por un conflicto interno durante una década, en que Turquía y Egipto apoyaron a bandos opuestos.
El comienzo del deshielo con El Cairo coincide con el apaciguamiento en curso entre Egipto y Catar, principal aliado de Turquía en la región.
“La disminución de tensiones en la región –como el enfrentamiento en puntos críticos como Libia–, beneficiaría a todos”, indicó a la AFP Abdelkhalek Abdalá, profesor de Ciencias Políticas en Emiratos.
Para él, “Emiratos, país que apoya a Egipto, también trabaja por un apaciguamiento” en la región. Tras la designación en marzo de un nuevo primer ministro libio, El Cairo y Ankara se muestran más abiertos a un acuerdo político en Trípoli.
Ankara espera además salir de un aislamiento diplomático en el Mediterráneo oriental, donde el descubrimiento de grandes yacimientos de gas natural en estos años dio lugar a una división entre países ribereños, en que Turquía se siente excluida.
Para Bashir Abdel Fatah, del Centro egipcio Al Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos, la cooperación entre Ankara y El Cairo en Libia podría crear un “efecto bola de nieve” y mejorar las relaciones de Turquía con “Arabia Saudita, Israel, Emiratos y Grecia’.
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