Tras acampar más de un mes en una plaza frente al jurado electoral en Lima, cientos de campesinos peruanos festejaron este lunes con bailes y cantos típicos la proclamación de Pedro Castillo como presidente electo del país. “Sí se pudo, sí se pudo”, “el pueblo unido jamás será vencido”, “en costa, sierra y selva Castillo presidente”, coreaban hombres y mujeres humildes llegados en las últimas semanas a la capital peruana desde diferentes provincias para “defender” la victoria de su candidato.
“Ahora tenemos presidente, hemos estado más de 41 días frente al JNE [Jurado Nacional de Elecciones], pero valió la pena”, dijo a la AFP William Cabana, de Canchis, una localidad de la región andina de Cusco.
En una Lima que votó masivamente por Fujimori acampaban simpatizantes de Castillo procedentes de todos los rincones del país: de regiones en el norte como Cajamarca, donde nació y trabaja el presidente electo, pero también de pueblos y ciudades del sur, como las andinas Arequipa y Cusco, y de localidades de la selva amazónica.
“Estamos celebrando la proclamación de Pedro, se hizo justicia”, dijo Ana María Solís, de Arequipa.
Baile con lápices
Otro carnaval se desató a pocas cuadras del JNE, afuera de la sede del partido Perú Libre de Castillo, donde el flamante presidente electo habló ante una multitud de seguidores.
“¡Gracias pueblo peruano por este histórico triunfo! Ha llegado el momento de llamar a todos los sectores de la sociedad para construir unidos, en este Bicentenario, un Perú inclusivo, un Perú justo, un Perú Libre, sin discriminación y por los derechos de todos”, dijo Castillo, de 51 años, desde el balcón de la sede partidaria.
Perú conmemorará su Bicentenario el 28 de julio, día en que Castillo debe iniciar su mandato de cinco años.
En su primer discurso como presidente electo también llamó a sus rivales políticos, especialmente a la “señora Keiko Fujimori” a acercarse “para sacar adelante el país”.
Una banda tocaba música del carnaval de Puno, cabecera de la región del lago Titicaca fronteriza con Bolivia, mientras bailaban decenas de partidarios con grandes lápices amarillos, símbolo del partido Perú Libre.
Varios campesinos lucían un vistoso “chullo”, una gorra de lana de alpaca con orejeras tradicional de los Andes, y su imagen contrasta con el paisaje urbano y gris de las calles de Lima, una capital de 10 millones de habitantes a orillas del océano Pacífico.
Los festejos de los seguidores de Castillo rompieron el vilo instalado en el país por la demora del JNE de seis semanas en proclamar al vencedor, mientras resolvía las numerosas impugnaciones presentadas por la candidata derechista.
“200 años de espera”
Castillo cautivó a los pueblos andinos con su lema “No más pobres en un país rico”, que repitió como un mantra en cada mitin y que desató la histeria entre las élites económicas y políticas, que desconfían de él, al que acusan de comunista o chavista.
En su tercer balotaje infructuoso, Fujimori consiguió dos tercios de los votos en la próspera Lima, pero Castillo arrasó en muchas regiones del interior, no solo las más pobres, sino algunas pujantes como Arequipa.
La región del Titicaca, cuya población es de mayoría aymara, fue uno de los principales bastiones del presidente electo, donde cosechó el 89,26% de los votos, según los resultados oficiales.
Siete millones de peruanos, de una población de 33 millones, viven en zonas rurales. En algunas mesas de Cusco y Puno, Fujimori no obtuvo ningún voto.
“Me siento alegre y contento porque el Perú ganó”, dijo Caledonio Ayala, de 38 años, de la región andina y selvática de Huánuco, donde Castillo obtuvo 67,71% de los votos.
“200 años hemos esperado para que un maestro, un andino, un cholo [mestizo] llegue al poder y gobierne para todos”, añadió.