El jurado declara culpable de asesinato al expolicía que mató a George Floyd en Mineápolis el 25 de mayo de 2020. Los obispos del país recuerdan «la urgente necesidad de reconciliación racial» presente en el país, porque «las injusticias sociales siguen existiendo y la nación sigue profundamente dividida sobre cómo curar estas iniquidades».
Ciudad del Vaticano
Culpable de homicidio involuntario en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio involuntario en segundo grado: así fue declarado Derek Chauvin, el ex policía responsable de la muerte de George Floyd, el afroamericano asesinado durante un arresto el 25 de mayo de 2020 en Minneapolis, en Estados Unidos. El veredicto fue anunciado por el jurado ayer, 20 de abril, mientras que la sentencia a la que será condenado Chauvin será decidida en ocho semanas por el juez que presidió el juicio.
La reacción de la Conferencia Episcopal Nacional (Usccb) no se hizo esperar y emitió una nota firmada por los monseñores Shelton J. Fabre y Paul S. La muerte de George Floyd ha puesto de relieve y ha ampliado la profunda necesidad de ver lo sagrado en todas las personas, especialmente en aquellas que han sido históricamente oprimidas. «Cualquiera que sea la etapa de la vida humana», reiteran los prelados, «no sólo importa, sino que es sagrada».
De ahí que el Usccb recuerde «la urgente necesidad de reconciliación racial» presente en el país, porque «las injusticias sociales siguen existiendo y la nación sigue profundamente dividida sobre cómo curar estas iniquidades». A continuación, los obispos Fabre y Coakley citaron las palabras de su compañero, el arzobispo de Saint Paul y Minneapolis, Bernard Hebda, quien reiteró que «la Iglesia católica se compromete a cambiar los corazones y las mentes de las personas para que las cuestiones raciales se aborden pasando de las acusaciones y las recriminaciones a soluciones prácticas y no violentas para los problemas cotidianos que se encuentran en las comunidades».
Por ello, el Usccb eleva una oración para que Dios limpie a los Estados Unidos del racismo que también se manifiesta de forma oculta, «formas que nunca llegan a los titulares». Reconstruir pacíficamente «lo que el odio y la frustración han destruido» es, por tanto, la tarea de todo católico, concluyen los obispos, en nombre de la «justicia reparadora» y de la «curación espiritual, emocional y física», según el Evangelio. Por último, la nota episcopal informa de que se han preparado ayudas especiales para la oración y que la archidiócesis de San Pablo y Minneapolis ha ofrecido misas especiales «por la paz y la justicia».