Se fueron de Bulgaria hace años, pero decidieron volver debido en parte a la recesión económica provocada por la pandemia o gracias al teletrabajo. Nicko Ventsislav tiene 29 años y forma parte de este fenómeno sin precedentes desde el comunismo. Una bocanada de esperanza para este país despoblado que el año pasado acogió de vuelta a 37.364 de los suyos, seis veces más que el número de los que partieron.
La tendencia se observa en todo el sudeste de Europa, según un informe reciente del Fondo de Población de las Naciones Unidas que pide a los gobiernos de la región que aprovechen para detener “la hemorragia demográfica” que se ha instalado desde hace décadas.
Nicko Ventsislav perdió en la primavera de 2020 su empleo en el aeropuerto de Niza, en el sur de Francia. Al principio, “no tenía ganas” de irse de la Costa Azul.
“Pero a los 70 días de confinamiento, empecé a mirar las ofertas de empleo”, cuenta a la AFP.
“Combinación ideal”
Entonces le pareció interesante la propuesta de una compañía de subcontratación, Telus International Bulgaria, destinada a los búlgaros del extranjero.
Nicko Ventsislav, de 29 años, en su oficina en Sofía, Bulgaria, el 3 de junio de 2021© AFP Nikolay Doychinov
Consistía en 5.000 leva (2.500 euros, 3.000 dólares) para ayudarle a instalarse y unas condiciones atractivas.
Desde 2017 la empresa ha conseguido traer de vuelta a 150 búlgaros. “La pandemia ha servido de catalizador de este proceso”, subraya su directora, Kristina Ivanova, quien alaba “su experiencia y su conocimiento” de otros idiomas y culturas.
Desislava Nikolova, de 38 años, es jefa de proyectos de la marca deportiva francesa Decathlon. Desde la primavera de 2020 ha pasado mucho tiempo en Bulgaria gracias al trabajo a distancia.
“Cobro un salario occidental que gasto en Bulgaria, donde la vida es mucho más barata: ¡es la combinación ideal!” explica, mientras teclea en su ordenador en una cafetería de la capital, Sofía.
También aprecia “restablecer el contacto con amigos y la familia”. “Aunque no tengo previsto volver de forma permanente, me gustaría pasar la mitad del año aquí”, afirma.
Corrupción y teorías del complot
La oenegé Touk-Tam (Aquí y allá), que acompaña la reintegración de estos “retornados”, elogia “la burbuja búlgara”, lejos del frenesí de las grandes ciudades occidentales: “fácil acceso al mar, a la montaña, buen equilibrio entre el trabajo y el ocio”, enumera su jefe Hristo Boyadjiev.
Desislava Nikolova, de 38 años, es jefa de proyectos de la marca deportiva francesa Decathlon© AFP Nikolay Doychinov
Una estampa idílica que otros desmienten debido -dicen- a la ineficacia de la administración, “la arrogancia de la clase política” y los escándalos.
Paskal Jelezov, de 29 años, empleado de una empresa británica que regresó después de pasar 14 años en Estados Unidos, dice haberse quedado “estupefacto con el pesimismo, incluso el nihilismo” y la propagación de las teorías del complot.
El regreso de estos búlgaros, muchos de los cuales se unieron a las manifestaciones multitudinarias contra la corrupción en el verano de 2020, aportó un soplo de cambio.
Pero ¿se quedarán? “La mayoría de las empresas no han logrado guardarlos a pesar de la penuria de mano de obra porque los salarios no son competitivos”, analiza Tomtcho Tomov, de la Cámara de Economía búlgara.
“Bulgaria wants you”
Mariya Peykova, de 32 años, tiene ganas de regresar a París después de un año de teletrabajo en el sector financiero: “Extraño la ciudad con sus carriles bici, su belleza y su carácter cosmopolita”, declara.
En un intento por preservar el impulso en este país más pobre de la UE, cuya población ha caído de 9 millones de habitantes a 7 millones en 30 años, las iniciativas se multiplican.
En internet o por televisión, los programas cuentan historias de éxito de quienes han vuelto a casa. El objetivo: convencer a los refractarios.
“La vida en el extranjero acaba pesando: ganamos dinero pero no hay tiempo para gastarlo”, explica a la AFP la conductora de uno de estos programas, Petya Kertikova, quien vivió en Estados Unidos.
Una página web, “Bulgaria wants you” (Bulgaria te quiere) pone énfasis en “los impuestos más bajos y la baja por maternidad más larga de Europa”.
“En Bulgaria, trabajas para vivir, no vives para trabajar”, resume Jelezov. A pesar de sus reservas, tiene la intención de quedarse, “definitivamente”.
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