«Después del gran Papa Juan Segundo los señores cardenales me han elegido a mi, un humilde trabajador en la viña del Señor. Me consuela el hecho de que Dios sabe trabajar aún con elementos insuficientes . En nombre del Señor Resucitado sigamos adelante. Dios nos ayudará y su Madre María estará a nuestro lado». Humildes e inolvidables palabras en el inicio del pontificado al aparecer en la Plaza de San Pedro del gran Papa Emerito Benedicto XVI, el Cooperador de la Verdad, como lo destacaba humildemente en la elección del lema de su papado. El que denunció valientemente la dictadura del relativismo.

Fue el primer Papa en incluir en sus saludos navideños a nuestro dulce idioma guaraní. En un mundo que mata por el poder física y moralmente el sin embargo renuncio al poder por amor a Cristo y a la Iglesia. Un acto revolucionario al decir del Papa Francisco. Amo a la Iglesia y amo al mundo con su sabiduría y oración permanentemente ofrecidas por el. En sus últimos años vivió en silencio y oración ofrecidas permanentemente en la cotidianidad y contemporaneidad de la realidad. Agradecemos a Dios por el don de su vida y a el por el testimonio de haberlo vivido en un permanente si a Su Voluntad. Y como el lo ha dicho hoy vive el Encuentro para el que se ha preparado toda la vida con el Juez que es también el Amigo que nos espera y nos ama. Alabado sea Jesucristo. Por siempre sea alabado.