Angela Merkel rompió un techo de cristal y se erigió como una de las personas más influyentes del planeta al convertirse en la primera mujer canciller en la historia de Alemania. Pero el feminismo no fue para ella una prioridad. De hecho, no ha sido prácticamente hasta el final de sus 16 años de mandato que se atrevió a decir: “soy feminista”.
Lo declaró a principios de septiembre en un encuentro con la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. En esa charla, la dirigente de 67 años reconoció haber sido “tímida” sobre esta cuestión en el pasado, pero que su posición evolucionó.
“En principio, (el feminismo consiste) esencialmente en decir que los hombres y las mujeres son iguales, en el sentido de participar en la vida social”, aseguró.
Este compromiso tardío fue recibido como “una bofetada” para las mujeres, según Ines Kappert, directora de la fundación Gunda Werner, especialista en el estudio del feminismo y el género.
“Ha tenido 16 años para escuchar a las feministas y mejorar la situación de las mujeres en Alemania, pero ha decidido no hacerlo”, dijo a AFP.
Reformas por hacer
Si bien la trayectoria de Merkel le “merece respeto”, cree que no ha sabido utilizar su influencia para aportar cambios estructurales a favor de las mujeres en la sociedad alemana, dijo Klappert.
La diferencia salarial entre hombres y mujeres en ese país sigue siendo de las más elevadas de la Unión Europea (19% en 2019), en parte debido a que numerosas alemanas trabajan todavía a tiempo parcial.
Los conservadores del partido de Merkel han hecho oídos sordos a las peticiones de reforma del sistema fiscal, favorable a las parejas casadas. Esto desincentiva que el cónyuge que gana menos, generalmente la mujer, trabaje a tiempo completo.
No fue hasta 2020 que el gobierno aceptó la introducción de una cuota obligatoria de mujeres en los consejos de administración, una reforma impulsada por los socialdemócratas, los socios de coalición de Merkel.
El Bundestag, la cámara baja alemana, cuenta ahora con menos diputadas que en los comienzos de la era Merkel (32% en 2005 contra 31% ahora). El máximo lo alcanzó en 2013, con 36% de mujeres.
Una mujer entre hombres
Merkel creció en la antigua Alemania del Este comunista, donde la gratuidad de los servicios de guardería permitía a las mujeres trabajar y la igualdad salarial estaba recogida en la Constitución.
Recientemente declaró que fue gracias a su estudios de física que supo imponerse, recordando los empujones necesarios para conseguir una mesa durante los experimentos.
Merkel “descubrió el feminismo tardíamente en su mandato”, explica la politóloga Sudha David-Wilp, directora adjunta del German Marshall Fund, que apunta a circunstancias atenuantes.
“Esta concentrada en resolver crisis tras crisis”, explica.
La canciller, conocida por su sangre fría, supo mantener el tipo ante interlocutores que trataban imponer su virilidad como el turco Recep Tayyip Erdogan, el estadounidense Donald Trump o el ruso Vladimir Putin.
Durante su mandato, Ursula von der Leyen, su antigua ministra de Defensa, se convirtió en la primera mujer presidenta de la Comisión Europea.
Y su actual ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, fue brevemente presentada como su delfín antes de algunos pasos en falso que dañaron su imagen.
Esto “no basta”, dice Kappert, que considera que la canciller debería haber favorecido la eclosión de mujeres políticas progresistas y feministas.
Ahora, su partido CDU experimenta “un retorno al bastón patriarcal”, con “hombres supersexistas y conservadores que vuelven a escena”, asegura.
¿Es feminista Angela Merkel? “Sí y no”, respondía a la revista Der Spiegel Alice Schwarzer, figura del feminismo alemán.
“No, porque pienso que ella no está cómoda con el feminismo, o al menos con la forma como ella lo imagina. Pero sí en sus actos. Su vida. Su destino. Su éxito”, explicó.
En caída en los sondeos, su heredero y candidato al frente del partido conservador, Armin Laschet, declaró recientemente que un canciller podía jugar un papel clave en la igualdad de sexos, “puede que un hombre más que una mujer”.