Casi 70 combatientes murieron en nuevos y feroces enfrentamientos por la estratégica ciudad de Marib, el último reducto de poder en el norte de Yemen que los rebeldes hutíes llevan siete meses intentando tomar. “Cincuenta y ocho insurgentes hutíes y nueve [combatientes] leales [al gobierno] murieron en enfrentamientos y bombardeos aéreos en la provincia de Marib y Shabwa”, indicaron este lunes fuentes militares a la AFP, unos balances que fueron confirmados por fuentes médicas.
Las tropas progubernamentales sobre el terreno en Marib cuentan con el apoyo de la fuerza aérea de Arabia Saudita, país que lidera una coalición militar que apoya al gobierno en Yemen desde 2015.
En las últimas 24 horas se han llevado a cabo más de 20 incursiones contra los rebeldes, según fuentes gubernamentales.
En el frente de al-Mualla, a decenas de kilómetros al sur de la ciudad de Marib, se levanta humo tras la caída de proyectiles sobre las posiciones de los hutíes, según un corresponsal de la AFP en el lugar.
Los rebeldes, próximos a Irán, controlan gran parte del norte de Yemen, incluida la capital, Saná, tomada desde 2014. Los hutíes rara vez informan de bajas en los combates.
Los combates en torno a Marib se han intensificado en los últimos días y han causado decenas de muertos, en un contexto de estancamiento diplomático de cara a un eventual alto el fuego.
Unos 400 combatientes de ambos bandos murieron en septiembre.
Desde febrero, los rebeldes intentan hacerse con el control de esta provincia rica en petróleo, situada a unos 120 kilómetros de la capital, y que constituye el principal reducto de las fuerzas leales al gobierno en el norte del país.
La pérdida de Marib supondría un gran revés para el gobierno y Arabia Saudita que lo apoya. Sin embargo, en los últimos meses, los hutíes han avanzado hacia Marib en varios frentes, acercándose gradualmente a la ciudad.
Enviado de EEUU
Yemen© AFP
La guerra de Yemen, un país pobre de la península arábiga, estalló en 2014 tras una ofensiva de los hutíes, procedentes del norte. Los rebeldes controlan la capital, Saná.
La batalla de Marib ha agravado el conflicto de este país azotado por la peor crisis humanitaria del mundo según la ONU, que advierte de un riesgo de hambruna a gran escala.
Un 80% de los 30 millones de habitantes depende de una ayuda humanitaria que no cuenta con el financiamiento necesario.
Las organizaciones internacionales consideran que la guerra ha causado decenas de miles de muertos y millones de desplazados internos.
Mientras la ONU y Washington impulsan el fin de la guerra, los hutíes han exigido especialmente la reapertura del aeropuerto de Saná, bloqueado por Arabia Saudita desde 2016, antes de cualquier alto el fuego o negociación.
La Casa Blanca dijo el lunes que el asesor de seguridad nacional de Joe Biden, Jake Sullivan, viajaría a Arabia Saudita, la primera visita de un alto funcionario al reino desde que el presidente demócrata asumió el cargo.
No especificó la fecha, pero añadió que Sullivan estaría acompañado por el enviado de Estados Unidos para Yemen, Tim Lenderking.
Los esfuerzos de la ONU en los últimos años para detener los combates han sido en vano.
“Es imperativo que se hagan todos los esfuerzos para relanzar un proceso político que pueda aportar soluciones duraderas que satisfagan las expectativas de las mujeres y los hombres yemeníes”, dijo el sueco Hans Grundberg, el enviado de la ONU a Yemen, en un comunicado.
En Marib viven más de dos millones de desplazados en 139 campamentos, un refugio amenazado por la ofensiva de los hutíes.
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