La belleza crea comunión, involucra en la misma mirada a personas distantes, conecta el pasado, el presente y el futuro. El Papa Francisco lo ha recordado en más de una ocasión: «Los Museos Vaticanos están llamados a convertirse en una “casa” viva… donde se pueda percibir concretamente que la mirada de la Iglesia no sabe de preclusiones». La universalidad de la Buena Nueva siempre ha sido traducida por la Iglesia en el lenguaje del arte. A partir de estas premisas, nace esta iniciativa conjunta de los Museos Vaticanos y Vatican News: las obras maestras de las colecciones vaticanas junto a un comentario tomado de las palabras de los Papas.

Francescuccio di Cecco, llamado «Francescuccio Ghissi», Cristo muerto y ángeles; Adoración del Niño Jesús. (1360 ca.). Tempera y oro sobre tabla. Pinacoteca Vaticana © Museos Vaticanos

En esta obra devocional, Ghissi une los dos temas centrales de la espiritualidad franciscana: la Encarnación y la Pasión. Representa, en dos planos sobrepuestos, la “Imago pietatis” y la “Adoración del Niño Jesús”. En la figura de Cristo muerto, que adoran dos ángeles situados a los lados de una tumba en forma de tabernáculo, se quiere evocar, además de los padecimientos de la Pasión, el sacrificio eucarístico, y, quizá, la fiesta del Corpus Domini. El nacimiento y la muerte, idealmente conectados entre sí, aluden al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, hecho hombre para nuestra redención.

©Musei Vaticani

©Musei Vaticani

“La Eucaristía, mientras remite a la pasión y a la resurrección, está al mismo tiempo en continuidad con la Encarnación. María concibió en la anunciación al Hijo divino, incluso en la realidad física de su cuerpo y su sangre, anticipando en sí lo que en cierta medida se realiza sacramentalmente en todo creyente que recibe, en las especies del pan y del vino, el cuerpo y la sangre del Señor.”


 (San Juan Pablo I – Encíclica Ecclesia de Eucharistia – 2003)


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a cargo de Paolo Ondarza