El centrista Yair Lapid, una ex estrella de la televisión israelí con aires de galán, ha ganado credibilidad desde que se lanzó a la política, hasta el punto de que este miércoles el presidente Reuven Rivlin le pidió que forme gobierno. Cuando en 2012 este periodista estrella abandonó los platós de televisión para lanzar su partido Yesh Atid (“Hay un futuro”), sus detractores le reprocharon que jugaba con su imagen de galán de cine para seducir a la clase media.
Casi diez años después, Yair Lapid sigue ahí.
En las últimas legislativas, Lapid integró su partido en la coalición centrista “Azul-Blanco” del general Benny Gantz.
Pero cuando en la primavera boreal de 2020, tras tres elecciones que no lograron desempatar a Netanyahu y Gantz, este último se comprometió a formar un gobierno de unión con su rival, Yair Lapid hizo las maletas.
“Azul-Blanco” se escindió y Lapid se convirtió en jefe de la oposición mientras la popularidad de Gantz se hundió.
“Le dije a (Benny Gantz) ‘ya he trabajado con Netanyahu (…) y no te dejará poner las manos en el volante’”, contó Lapid hace unos meses a la AFP.
“Gantz me dijo: ‘confiamos en él, ha cambiado’. Y le respondí ‘el hombre tiene 71 años, no va cambiar’. Y desgraciadamente para el país, yo tenía razón”, agrega Lapid, ministro de Finanzas durante 20 meses (2013-2014) en un gobierno de Netanyahu.
Prensa y novela policíaca
Nacido en noviembre de 1963 en Tel-Aviv, ciudad donde concentra su base electoral, Lapid es hijo del difunto periodista Tommy Lapid, exministro de Justicia con Ariel Sharon.
Yair Lapid en un mitin en Tel-Aviv con motivo del 25 aniversario de la muerte de Yitzhak Rabin, el 7 de noviembre de 2020© AFP/Archivos JACK GUEZ
Su madre, la escritora Shulamit Lapid, es una de las maestras de la novela policíaca israelí, con una serie de obras cuya protagonista es una periodista.
El periodismo ha impregnado la juventud de Lapid, que firmó sus primeros artículos para el diario Maariv, antes de pasar al Yedioth Aharonot, el más vendido del país, lo que le dio una gran notoriedad.
Paralelamente, el hombre con la mandíbula cuadrada prosiguió sus actividades: boxeaba como aficionado, practicaba las artes marciales, escribía novelas policiales y series de televisión, compuso e interpretó canciones y hasta actuó en el cine.
Pero fue en la televisión -en los años 2000 se convirtió en presentador del programa de entrevistas más seguido del Estado hebreo- donde se impuso como la encarnación de israelí medio, haciendo siempre la misma pregunta a sus invitados: “¿Qué es ser israelí en su opinión?”
Un candidato “normal”
Patriota, liberal, laico, denostado por los judíos ortodoxos, aliados clave de Benjamin Netanyahu, logró adueñarse del centro.
Un afiche de campaña de Yair Lapid, en Bnei Brak (Israel), el 14 de marzo de 2021© AFP JACK GUEZ
“Lapid es elocuente, carismático (…) pero el Lapid que tenía el cuchillo entre los dientes ha cambiado”, aseguraba recientemente el periodista político Yuval Karni en el Yediot Aharonot.
“Se abstiene de vanagloriarse”, dice el cronista, subrayando que los israelíes “aprecian” la humildad.
Cuando miles de israelíes se manifestaban contra Netanyahu semanalmente, a causa de las acusaciones de corrupción en su contra, Lapid mantenía el perfil bajo.
“Yo fui a los puentes (…) pero tenía la sensación de que tenía un problema para manifestarme en tanto que jefe de la oposición delante de la residencia del primer ministro”, dijo el principal interesado, que pronto podría vivir en esa residencia.
Después de las últimas elecciones propuso al líder conservador radical, Naftali Bennett, compartir el poder mediante rotaciones, lo que éste rechazó.
Pero Lapid sigue pidiendo “romper las barreras que dividen a la sociedad israelí”, para formar un gobierno de unión nacional “estable”.
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