El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, prometió este viernes volver a llevar a la guerra a su país, sumido en la violencia y en una grave crisis humanitaria, con ocasión del décimo aniversario de la independencia de la joven nación. El 9 de julio de 2011 Sudán del Sur se convirtió oficialmente en el país número 193 del mundo después de décadas de guerra para emanciparse del norte de Sudán. Pero el júbilo que se apoderó esa noche de las calles de la capital, Juba, hace tiempo que ha desaparecido.
En diciembre de 2013 el país se hundió en una guerra civil que en cinco años causó más de 380.000 muertos, unos cuatro millones de desplazados (un tercio de la población) y una grave crisis humanitaria.
En septiembre de 2018 se firmó oficialmente un acuerdo de paz entre Salva Kiir y su rival Riek Machar, que dirigen ahora el país como presidente y vicepresidente respectivamente.
“Les aseguro que no volveré a meterles en la guerra. Trabajemos todos juntos para recuperarnos de la última década y devolver a nuestro país a la senda del desarrollo en esta nueva década”, dijo Kiir en un discurso en inglés.
El presidente también saludó “el nuevo espíritu de diálogo” entre los firmantes del acuerdo de 2018 y colocó la economía y la seguridad como sus prioridades.
“Numerosos obstáculos” para la paz
El presidente Salva Kiir habla durante una rueda de prensa ante su antiguo vicepresidente y rival político, Riek Machar (dcha), tras anunciar un acuerdo para un gobierno conjunto, el 20 de febrero de 2020 en Juba, capital de Sudán del Sur© AFP/Archivos Peter Louis
Diez años después de su independencia, la situación en Sudán del Sur ha empeorado: con altos índices de violencia entre comunidades y una crisis económica con una inflación galopante y “los niveles más altos de inseguridad alimentaria y desnutrición desde la independencia”, según la ONU.
Alrededor del 60% de la población sufre inseguridad alimentaria, incluidas 108.000 personas en riesgo de hambruna, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
La debilidad de las instituciones, la corrupción y la miseria han disparado la violencia interétnica y el crimen en muchas regiones que escapan de la autoridad del Estado.
El acuerdo de 2018 preveía una serie de medidas para evitar una nueva guerra, pero muchas de ellas no se han desplegado.
“El país se enfrenta todavía a numerosos obstáculos para una paz duradera, como la ausencia de una fuerza de seguridad unificada, la inseguridad vinculada a los conflictos entre comunidades y la criminalidad oportunista”, señaló la misión de la ONU en Sudán del Sur (UNMISS) en un comunicado.
Este grupo pidió a los dirigentes que “aprovechen esta oportunidad para convertir las esperanzas y los sueños de hace diez años en realidad”.
Según la ONU, más del 80% de las víctimas civiles registradas en 2021 sufrieron violencia entre comunidades o actos de milicias.
Los almacenes con ayuda y el personal humanitario también son blanco de la violencia: siete cooperantes resultaron muertos este año en el país.
Un discurso y una carrera
En su discurso, Salva Kiir insistió en los progresos realizados, aunque dijo ser “perfectamente consciente de que tenemos mucho por hacer para alcanzar la seguridad total en el país”.
Si bien la formación de un ejército unificado apenas ha avanzado, el presidente indicó que 53.000 miembros de las fuerzas de seguridad están “listos para graduarse”.
Señal del desencanto generalizado, el país no conmemora oficialmente su independencia desde 2014 y, en esta ocasión, las autoridades ordenaron celebrarlo en privado, oficialmente debido a la epidemia de covid-19.
Además del discurso presidencial, el único acto público fue una carrera de 10 kilómetros en Juba, la “Great South Sudan Run” (Gran Carrera de Sudán del Sur).
Se había programado el juramento de los diputados del Parlamento “reconstituido”, cuya composición se anunció en mayo, pero se aplazó sin explicaciones.
Esta “reconstitución” del Parlamento, según una composición negociada entre las partes firmantes del acuerdo de 2018, es una de las medidas tomadas para evitar una nueva guerra.
En un mensaje a los dirigentes del país, el papa Francisco les animó a esforzarse más para que sus ciudadanos disfruten “plenamente los frutos de la independencia”.
“Vuestra gente continúa viviendo en el miedo y la incertidumbre”, lamentó.