Los refugiados eritreos han sido víctimas de abusos, como ejecuciones sumarias y violaciones, que constituyen «crímenes de guerra manifiestos» durante el conflicto en el norte de Etiopía, denuncia Human Rights Watch (HRW) en un informe publicado el jueves. La oenegé acusa a soldados eritreos y a combatientes rebeldes de la región etíope de Tigré de estar implicados en estos atropellos a gran escala, que también incluyen la repatriación forzada e importantes destrozos en dos campos de refugiados.
“Los horribles asesinatos, violaciones y saqueos de refugiados eritreos en Tigré son claramente crímenes de guerra”, afirma Laetitia Bader, directora de la oenegé para el Cuerno de África.
“Durante muchos años, Tigré ha sido un refugio para los refugiados eritreos que huían de la persecución”, recuerda. “Pero hoy ya no se sienten seguros”.
El norte de Etiopía es escenario de combates desde noviembre, cuando el primer ministro Abiy Ahmed envió al ejército a Tigré para destituir a las autoridades regionales del Frente de Liberación del Pueblo de Tigré (TPLF), al que acusa de atacar campamentos militares.
El régimen de Eritrea, enemigo del TPLF, que gobernaba Etiopía durante la guerra fronteriza entre los dos países de 1998 a 2000, apoyó militarmente a Adís Abeba enviando tropas a esta región que limita con su frontera sur.
Tigré© AFP
Antes del estallido de la guerra había 92.000 refugiados eritreos en Tigré, entre ellos 19.200 en los campamentos de Hitsats y Shimelba, según la Agencia etíope para los Refugiados y los Repatriados (ARRA).
Refugiados desaparecidos
Las fuerzas de Eritrea y Tigré se enfrentaron por primera vez cerca de Hitsats unas dos semanas después del comienzo de la guerra.
HRW afirma haber recibido “información creíble” de que las tropas eritreas mataron a 31 personas en la ciudad de Hitsats. Pero es probable que fueran muchas más, añade.
La AFP también ha verificado que, cuando los combates llegaron al campamento de Hitsats, milicianos pro-TPLF atacaron a refugiados en represalia y mataron a nueve jóvenes eritreos delante de una iglesia.
Cuando los eritreos tomaron el control del campamento se llevaron a 17 refugiados heridos a Eritrea para que supuestamente recibieran tratamiento, según el informe de HRW.
Pero la mayoría de estos refugiados siguen desaparecidos, al igual que otros 20 o 30 que fueron detenidos, “incluidos miembros del comité de los refugiados y presuntos opositores, entre ellos dos mujeres”, afirma.
Refugiados eritreos llevan artículos repartidos por el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en el campamento de Mai Aini, el 30 de enero de 2021 al norte de Etiopía© AFP/Archivos Eduardo Soteras
Tras recuperar el control de la zona en diciembre, las fuerzas de Tigré comenzaron a robar, encarcelar, violar y atacar a los refugiados causando decenas de muertos, denuncia.
Las fuerzas de Eritrea volvieron al mes siguiente y obligaron a los que se habían quedado en los campamentos a irse. Imágenes vía satélite muestran que poco después el campamento fue destruido parcialmente, según HRW.
“Repatriaciones forzadas”
Miles de refugiados de Hitsats y Shimelba siguen desaparecidos. Cientos de ellos no tuvieron más remedio que regresar a Eritrea en lo que HRW califica de “repatriación forzada”.
Algunos fueron a los campamentos de Mai Aini y Adi Harush, más al sur. Pero en julio quedaron bajo el control del TPLF.
La ARRA acusó al TPLF de haber desplegado artillería pesada en Mai Aini y Adi Harush, de saquear vehículos y depósitos de ayuda y de impedir que los refugiados partieran, lo que equivale a “una toma de rehenes”. El TPLF lo niega.
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