Las fuerzas rebeldes de la región etíope en guerra de Tigré rechazaron los llamados internacionales para que se retiren de las zonas vecinas, declaró el viernes su portavoz, un día después de haber tomado la conocida ciudad de Lalibela, famosa por sus iglesias talladas en la roca. “Nada del estilo ocurrirá a menos que el bloqueo se levante”, dijo Getachew Reda en referencia al acceso humanitario a su región.
Los rebeldes “no se van a retirar de Afar y Amhara”, las dos regiones colindantes con Tigré, añadió.
El jueves, las fuerzas del Frente de Liberación del Pueblo de Tigré (TPLF) se hicieron con la ciudad amhara de Lalibela, un lugar conocido por sus iglesias excavadas en la roca y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Según distintos habitantes contactados por AFP, la ciudad, abandonada por las fuerzas de seguridad local, cayó sin oponer resistencia.
Estados Unidos pidió a los rebeldes “proteger este patrimonio cultural”, señalando que Lalibela era un “legado de la civilización etíope”.
“Sabemos lo que significa proteger el patrimonio histórico”, respondió Getachew. “Lalibela es nuestro patrimonio también. No deberían preocuparse sobre si nuestras fuerzas protegen o no a Lalibela”, señaló.
El viernes, Getachew afirmó también que el objetivo de la toma de la ciudad era asegurar las carreteras del norte de Amhara e impedir la concentración de tropas progubernamentales. “Estamos sitiados. Estamos bloqueados”, insistió.
El gobierno de Amhara protestó contra la incursión “profunda” de los rebeldes, sugiriendo que podría tomar represalias.
Getachew reiteró que el objetivo del TPLF no era conservar los territorios de Amhara y Afar, sino facilitar el acceso a Tigré y recuperar el sur y el oeste de la región, que estaban ocupados por los amhara.
400.000 personas, víctimas de hambruna
La situación en Tigré, que el jefe de operaciones humanitarias de las Naciones Unidas Martin Griffiths visitó esta semana, es motivo de preocupación.
Tigré© AFP
Según la ONU, los combates condujeron a 400.000 personas a la hambruna.
El TPLF acusa al gobierno de bloquear la entrega de la ayuda, mientras que los responsables humanitarios critican, entre otras cosas, los obstáculos burocráticos que frenan su entrega.
Por su parte, el gobierno afirma que el alto el fuego tenía por objeto facilitar ese acceso y que las ofensivas del TPLF, considerado como una organización terrorista por Adís Abeba, arruinan esta iniciativa.
El viernes, la oficina del primer ministro anunció que 63 camiones más de ayuda humanitaria han llegado a Mekele, la capital de Tigré, con lo que el total asciende a 220 en las últimas semanas.
La región de Tigré está en guerra desde noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope Abiy Ahmed envió sus tropas para derrocar al TPLF, el partido regional que durante largo tiempo controló la política nacional.
El jefe del gobierno, Premio Nobel de la Paz en 2019, justificó su intervención por la necesidad de responder a los ataques de esta organización contra el ejército federal.
En junio, los rebeldes lanzaron una contraofensiva, retomando Mekele y haciendo retroceder a las tropas gubernamentales.
Controlan ahora la mayoría de Tigré e incluso algunas posiciones en las regiones de Afar al este y Amhara al sur, asegurando que con ello quieren facilitar el acceso de ayuda humanitaria a su territorio.
Estas incursiones provocaron críticas en el extranjero.
Naciones Unidas pidió a los beligerantes poner fin a las hostilidades y Estados Unidos pidió la retirada rebelde de las regiones vecinas.
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