El Dr. Juan Martens, especialistas en temas delictivos y de grupos armados, señaló que la presencia del Ejército del Pueblo Paraguayo refleja la falta de eficacia de las políticas de seguridad del Estado en el Norte del país, para abordar la violencia. “El contexto de violencia controla porciones de territorio, donde el Estado es incapaz de ejercer soberanía por diversos motivos”.
Mencionó que un dato refleja esta complejidad, pues en los últimos diez años “en Concepción y Amambay se registraron unos 1900 asesinatos, de los cuales un 90% quedaron impunes”. De esta cantidad de crímenes 66 estarían atribuidos al EPP, “por lo que es urgente una política de seguridad integral”.
Hasta ahora las autoridades han planteado sobre todo en una “política militarizada, reduccionista que privilegia los intereses de ciertos sectores”, con esto no se solucionará el problema del EPP. En la zona la Fuerza de Tareas Conjuntas – FTC, “causa miedo, terror, angustia y es a la vez justificativo de medidas restrictivas de la vigencia de derechos”.
El Estado se hace presente con militares y policías que cambian sus uniformes a “para para’i” (camuflaje militar) para ir al Norte, “mientras que en Yvyja’u no hay camas para enfermos, no hay caminos, ni asistencia para trabajar en el campo”. El EPP no es el único grupo armado en Concepción, San Pedro y Amambay. Incluso hay otros enemigos del Estado más grandes que absorben la mano de obra ociosa.
Martens finalmente considera que, si bien el EPP tiene escasa posibilidad de proyección, “pero si tiene la capacidad de mantenerse y conseguir apoyo en ciertas comunidades”.
Hay que erradicar el miedo a la violencia y el miedo institucional, pero también debe disminuir la violencia estructural construyendo caminos, dar trabajo, hay que facilitar la agricultura.