El presidente francés, Emmanuel Macron, expresó este martes su intención de duplicar la presencia de policías y gendarmes en Francia en una década, al término de un debate sobre seguridad iniciado en febrero ante el malestar de los agentes y tras varios escándalos. Desde Roubaix (norte) y a siete meses de la elección presidencial, el jefe de Estado aseguró querer “más azul en la calle”, en referencia a los policías, y anunció un aumento en 500 millones de euros (591 millones de dólares) para el ministerio del Interior en 2022.
Estos anuncios clausuraron el llamado “Beauvau de la seguridad”, una amplia consulta iniciada en febrero tras la paliza de policías a un productor de música negro. El caso, que remonta a noviembre, relanzó el debate sobre el racismo y la violencia policial.
Incluso el presidente francés reconoció la existencia de “violencia policial”, unas declaraciones que incendiaron a los sindicatos de policía. La celebración de estos encuentros se decidió para responder a la cólera de los agentes.
Macron anunció también la creación de un centro de formación sobre el mantenimiento del orden, máxime cuando la actuación de la policía en los últimos años, sobre todo durante las protestas sociales de los “chalecos amarillos”, fue muy criticada.
Otras de las propuestas son una “drástica simplificación” para llevar a cabo las investigaciones y la posibilidad de realizar denuncias en línea a partir de 2023, así como permitir que diputados y senadores puedan evaluar a las fuerzas del orden.
Para poner en marcha estas promesas, el presidente centrista anunció la elaboración de una ley que se presentará a principios de 2022, pero que no podrá aprobarse durante su actual mandato que termina a mediados de mayo.
En plena precampaña electoral, los anuncios de Macron, que todavía no confirmó si optará a la reelección, recibieron críticas a izquierda y derecha. “Un discurso de candidato”, dijo el presidenciable de derecha Xavier Bertrand.
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